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Pequeño Monasterio en la ciudad

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Much@s sabéis que este es nuestro sueño, ese rincón de Silencio y Palabra que puede llamarse de diferentes maneras: centro de espiritualidad, iglesia doméstica, monasterio en la ciudad…

Lo importante no es el nombre, que puede ser más o menos acertado, sino la presencia. ¿Es importante que haya oasis de silencio, Palabra y comunidad en la vida diaria, cerca de donde vivimos?  La respuesta me llega desde la experiencia humilde de pequeñas iniciativas que van teniendo acogida por un grupo de “amig@s de nuestro monasterio itinerante” de momento, y en vías de alojarse cuando encontremos el lugar que la Ruah nos tiene preparado, como la posada donde pueda nacer y crecer la vida de much@s.

La última iniciativa que empezó ayer y que es un complemento importantísimo al programa mensual que ofrecemos, fue el inicio de un grupo de oración.

De momento en los bajos de una parroquia de Bilbao, en un barrio muy poblado. Ayer, allí, disfrutamos de un silencio monástico y de una presencia humana y divina insuperable.

Un grupo de personas incondicionales que abiertas siempre a acoger a otr@s nos encontramos para escuchar el silencio y la Palabra. Ayer la Palabra clave era ser SAL. ¿Acaso un grupo así, en una tarde lluviosa y fría de las de chimenea, no es SAL? Sal que sazona la vida, la Vida, la familia, la catequesis, el trabajo, la comunidad eclesial, la pareja, la soledad…

Nos sentimos, nosotras, un pequeño monasterio itinerante en la ciudad y en los márgenes, que impulsadas por la Ruah vamos compartiendo lo que somos y tenemos. ¡Pero, qué importantes sois vosotr@s sin l@s que no existiría nada!

Hoy me nace llamaros “Amig@s de nuestro monasterio itinerante”, tal vez no os reconozcáis en el nombre, simplemente desechadlo o respiradlo y sentid despacio y dulcemente como os envuelve una alegría interior que no podéis  acallar…si eso ocurre  es porque estáis pillad@s por la Ruah a seguir siendo sal en tantas mesas pero también presencia viva y activa en la mesa del Silencio y la Palabra, donde la Ruah os conduzca.

En los monasterios de solera, de los estables, se dice que acogen a l@s huéspedes como a Cristo mismo. Esta frase es de la Regla de San Benito. Yo creo que nosotr@s podemos decir que nos sentimos acogidas y abrazadas por vosotr@s como si fuéramos Cristo para vosotr@s en medio de un tiempo duro y desconcertante. Vosotras sois nuestra Sal y os lo queríamos decir. Gracias. Eskerrik asko. Gracies.

Como itinerantes buscamos piso que sí lo encontramos, pero no de nuestro humilde presupuesto. Y mientras tanto surgen iniciativas de ser sal, ser luz…el resto irá viniendo, aunque parezca que no llega pero está ahí, de momento, en la itinerancia, en la presencia monástica en la ciudad, para que todas las teorías y realidades existenciales se vayan digiriendo.

Y podría concluir diciendo que no sólo nos acompañó lo dicho sino también los abrazos de oso que fueron nuestra chimenea que caldeó la tarde.

Os invitamos a participar libremente y a traer invitad@s los primeros domingos de mes, a las 18 hs. Si os interesa poneos en contacto.

M.Magdalena Bennásar Oliver

 

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