Estas palabras de Virgilio, poeta romano, nos hablan de una actitud ante la vida. No dice “pueden porque saben que pueden” sino porque creen que pueden. La actitud de poder o no poder está dentro de nosotros.

El saber, se queda ahí, colgado del cerebro, almacenado y tantas veces olvidado. ¿Recuerdas todo lo que sabes? ¿Cuánto sabes de ti, de tus capacidades profundas, de los talentos que se te regalaron para que fueras feliz y para que colaboraras en la evolución hacia un mundo mejor?

Sólo los intrépidos miran hacia dentro y si no se dejan llevar por el vértigo de la inmensidad y belleza, la reconocen y la aceptan, empezando como la hormiga muy despacito pero sin descanso, a actuar desde lo que creen. A cada paso, reciben más luz y más fuerza, a pesar de no “saber muy bien, nada”.

Dice Marcel Proust, escritor francés de principios del XIX: “Aunque nada cambie si yo cambio, todo cambia.” Buen tema de reflexión para un fin de semana de invierno, con su magia de misterio y belleza, aunque llueva.  El invierno nos invita a recogernos, a dejarnos cubrir por las nubes, lluvias, nieves, combinados con tiempos de sol…todo ello acentuado por un “arroparnos”, algo así como “protegernos” de lo que produce frío o malestar.

Algo tan claro a nivel físico, no es lo mismo a otros niveles, a los que os invito a asomaros, desde esta reflexión de fondo que resume las dos frases de antes: si creo, puedo. Si actúo con la fuerza de lo que puedo, transformo la realidad: la mía y la del universo.

Pero nada ocurre si no me arropo contra las inclemencias de una sociedad desencantada, o de una institución jerárquica herida de muerte, que ya no da vida. Menos mal que se acerca el Adviento y volveremos a soñar con las y los profetas.

Y, no hay mejor escuela que la experiencia. Testimonios reales de personas que llegan a ser importantes porque paso a paso, “creen en el cambio”.

El vídeo colgado nos habla de la Iglesia de la Sagrada Familia, en  Barcelona, también llamada antes del boom turístico “la catedral de los pobres”. Esta belleza impregnada de naturaleza y misticismo, empieza en la intuición creativa de una persona capaz de a partir de sus estudios de arquitecto, y “creyendo en lo que sentía e intuía” aventurarse a soltar los amarres del “libro”.

El autor es Gaudí (remito a Wikipedia para información detallada sobre su vida y largo proceso evolutivo en su carrera y vida de fe). Podríamos hablar de tantas otras y otros.

 La clave de que algo cambie no está en la lotería, sino en la fe indestructible en el que te ha dado lo que tienes. No es la fe en tus talentos lo que te da la fuerza, sino en la energía que te da la fe en ti del que te ama. Te aseguro que este cambio de perspectiva te puede cambiar la vida. Cómo la vives y cómo te percibes en el Universo.

Gaudí tiene tres pasiones en su vida: la religión, la naturaleza y la arquitectura. Y paso a paso, día a día, las va conjugando.

¿Cuáles son tus pasiones? ¿las cultivas, educas, compartes…? ¿Sabes que pueden ser el inicio de una ola de cambio  que ahora no puedes ni imaginar? ¿de qué tienes miedo? Porque si le pones nombre y cara, se desvanece ante la mirada del que cree en ti.

Para Gaudí la contemplación de la naturaleza se convierte en su arquitectura en forma genial, única. A través de ella, como profeta de hoy, nos grita “no destruyáis la vida, la creación”.

 Nos lo dice a través del silencio de sus formas y juegos arquitéctonicos que retan cualquier lógica. Ese silencio se convierte en gemido y en esperanza de que quien lo contemple se impregne de su espiritualidad y belleza.

Gaudí impregna su obra de figuras de la naturaleza. Es capaz de unificar fe y vocación profesional y dejarse llevar por el Espíritu que le empuja a salir al universo a crear y recrear lo que siente, cree y ama.

Podríamos considerarle un profeta de la Ecología, un precursor de lo que está ocurriendo a velocidades insospechadas. Su manera de alertarnos es dulce, es bella, nace de su ingenio y cincel, pero mucho antes nace de su interior cultivado y cuidado porque es Dios mismo.

 Y por ello, porque no es feliz si no lo vive, invierte todo lo que es y tiene para realizar una obra insospechada, empezando sin recursos y sin apoyos. Como tantos otr@s ayer y hoy.

Tú, yo, tenemos tanto, y siento por dentro el grito de los que nos dicen a cada un@, no te dejes llevar por la inseguridad o pereza o por no saber cómo…ponte en camino y el camino se irá abriendo para ti.

Te lo digo por experiencia. Estoy a mitad de un camino que no sé a dónde me lleva ciertamente, pero por dentro tengo la convicción y la fuerza de que estoy abriendo camino con otr@s. Abriendo camino para aportar Vida y ternura y proyecto evangélico a una sociedad europea envejecida pero ávida de vida.

No dejes de soñar. Hoy La Sagrada Familia es visitada por millones de personas al año. ¿Por qué? ¿Es la arquitectura? Yo sentí mucho más que eso, cuando la visité. Al entrar allí, supe que estaba ante la obra de una persona de oración. Sentí que me embargaba una energía que me hizo estremecer y emocionar. Estaba en la presencia de lo sagrado.

Ese arquitecto oraba-creía que podía.

Algo se está gestando, en nuestras vidas, en nuestro tiempo histórico. No pasemos de largo, de prisa…es tan corta la vida, y tiene tanto de regalo que  “no te lo pierdas” porque se lo robamos a la humanidad, al universo.

Te invito ahora a contemplar estas imágenes.

Magdalena Bennásar Oliver

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