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 Contagiada por el ambiente interior que el Adviento nos  impulsa a vivir siento que la propuesta global de esta semana me lleva a vivenciarlo y comunicarlo desde un pasaje bíblico de este tiempo, la visita de María de Nazaret a su prima Isabel en Ain Karim.

Ese texto me habla de dos mujeres que encapsulan la historia de salvación. Isabel representa el pasado pero está embarazada. Es la bisagra que posibilita con su fe contra toda lógica la entrada de la vida nueva de Dios en la historia, en nuestras historias. María es el futuro, inicia ella el Nuevo Testamento para la Historia de la humanidad. Sin ellas, tan obviadas, no tendríamos a Jesús. Creo que le está pasando esto a la institución eclesial, sin ellas…sin nosotras.

 María acude a Isabel para sentir el apoyo de la tradición en la figura de una mujer madura, pero llena de vida y de futuro. No acude al Templo ni al sacerdote…Será el hijo de Isabel quien inspirará al hijo de María.

A mí esto junto con la definición de Carisma que de Weber: “carisma como una fuerza irresistible e irracional, que origina iniciativas creativas que propulsan cambios” me lleva a dejarme “embarazar, invadir, transformar” por esa chispa del Espíritu que origina en mí un cambio y una transformación.

¿Qué cambio?  El modelo de ellas dos me fascina por lo claro y enganchador que me resulta: Ambas tocadas por el Espíritu siguen cada una su propia evolución: cada una tiene su embarazo, y esto requiere cuidado y equilibrio.

Un feto necesita equilibrio interno: nutrición, sosiego, ejercicio apropiado…todo en función de la vida en proceso. Ahí descubro mi oración, la importancia de cuidarla con el silencio adecuado que haga posible que yo pueda “oír” al Otro, la voz del que me ama y al que he entregado mi amor y mi vida.

Hace ya más de 40 años, yo tenía 16 casi estrenados, y en un encuentro de jóvenes alguien me “comunicó” que estaba habitada, llena de esa presencia. Medio incrédula y  rebeldilla como adolescente que era, me fui a “escucharle” y lo que pasó ha determinado mi vida cada día.

¿Qué pasó? Que al disponer todo mi ser porque quería tener esa experiencia Dios me la regaló  y a la vez me dio a entender que como un embarazo tenía que cuidarla, cada día. Han pasado muchos, muchos días, y años y personas, y situaciones, y no dejando nunca de alimentar “la vida que me habita” me ha llevado a buscar un equilibrio en todo, y si me excedo en algo que sea en la búsqueda de silencio para que sea el otro quien dirija mi trayectoria, no mi ego, por bien intencionado que esté.

Me dolía hace un tiempo cuando una persona ridiculizaba el celibato. Es como ridiculizar algo porque no lo entiendo o conozco. El celibato impuesto puede ser una carga. Pero el optado, el deseado para ser fiel al amor que sientes y que “sabes” y que enfoca tu pasión y tu amor…es un privilegio, es un regalo, que hoy celebro con vosotr@s. Y que nadie dice sea fácil, como toda relación o lo cuidas con mimo y respeto, muchísimo respeto y reverencia o se deteriora y enferma.

Y cuando cuidas bien de tu criatura automáticamente empiezas a cuidar de la “criatura” que los otros están gestando. De ahí mi vocación. Si yo soy feliz quiero, deseo que los otros lo sean. Tengo que compartir el tesoro que yo he descubierto.

De ahí surge esa sana inquietud que mucha gente no entiende, pero que no es más que un inconformismo que viene de dentro, de la vida del Espíritu que cada día lanza su chispa de vida para que la acojamos y desarrollemos en forma de vida.

Entiendo que cuando compartimos así, desde dentro, es como darnos ese abrazo que se dieron estas dos mujeres, cada una llena de vida, y “sus niños saltaron de gozo en sus senos”.

Y el cuidado y el equilibrio vienen dictado por la lógica del amor, en absoluto por el deber.

Doy gracias a Dios por seguir mandándome su “chispa” todos los días y a vosotr@s por acompañarme.

Magda Bennásar Oliver

Un comentario en «Contagiada»

  1. Gracias por vuestras entradas…..esta me ha gustado mucho. Aprovecho para desearos una feliz Navidad…..y que sigáis allanando el camino al Señor. Dos fuertes abrazos con mis mejores deseos de unidad y paz Vitola

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