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Ante la imagen de desierto (cuaresma) la sensación es de sed. El desierto evoca nuestra sed de agua y de plenitud; ¿dónde hay agua?

La vida cargada de obligaciones, compromisos, trabajo…donde ponemos tanta atención y energía, puede maquillar o  retirar las sensaciones profundas perdiendo así contacto con nuestra sed, si no procesamos bien oración y vida, con equilibrio y seriedad.

“Dame de beber” escucharás en tu hondón si oras. Yo le diría, al que me pide de beber: con la sed que yo tengo ¿me pides que sacie la tuya? La respuesta no se hace esperar: es Dios quien tiene sed de ti, es Jesús quien te invita a compartir de tu agua con él.

Jesús asume su desierto. Lo acoge haciéndose presente en sus zonas de duda, de miedo, de soledad. Y siempre lo hace entablando un diálogo con su Abba en sus tiempos de silencio, en su caminar con la gente, en su enfrentar la impotencia ante tanta injusticia perpetrada en nombre de Dios, que ha creado una imagen completamente falsa de el Dios al que él llama Abba…. Su oración y pedagogía al tratar con las personas es la normal: compartir, dialogar, estar con alguien, partir de la persona, buscar su bien.

Isaías 55,1ss: Venid a mí los sedientos, bebed gratis, vino y leche en abundancia.

Juan 7,37: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba.

Mateo 5,6: Felices los que tienen hambre y sed de justicia, serán saciados.

En estos  textos es Dios quien ofrece su agua, su amor para colmar a la persona. Pero en nuestro texto de hoy, Juan 4,7, es él quien pide agua.

Si traducimos dame de beber por dame de tu amor, que es lo que el texto quiere decir, se da un giro en el modo de interpretar. Dame de beber podemos entenderlo como dame de tu tiempo, de tus cualidades…sin embargo para nada quiere decir esto, el sentido es dame de tu amor y es Jesús quien me lo dice.

Jesús no necesita de gente como una cuadrilla de trabajo que vayan por ahí barriendo las calles de la suciedad y de los problemas de la gente. Este es el discernimiento que Jesús va realizando en su desierto diario, despejar su necesidad de ser eficaz, de sentirse necesitado,de ser útil, de arreglar el mundo con sus ideas… para entrar en otra dimensión.

El texto llana y directamente dice, dame amor. ¿Por qué? es el único antídoto a todo lo que no es vida: una persona sin amor es muy desgraciada, un poco de amor tiene una potencia incalculable: cambia vidas, transforma actitudes, reduce enfermedades…, hace que todo, todo tenga sentido o lo vaya recobrando al dejarse empapar de esa agua.

El agua como símbolo de lo más básico e imprescindible en la vida como el amor, lo más básico y lo más difícil de que esté libre de contaminaciòn.

Otra dimensión de este versículo es que al pedirnos Jesús de nuestro amor, nos está diciendo el valor cualitativo de este. Jesús ve en la mujer una hija del mismo Abba, es su hermana, y se lo comunica así. Tu amor es digno, tu agua quita la sed, yo cansado de tanta lucha necesito de ti, de tu amistad, cariño, de tiempo juntos.

En la nueva relación con Dios desaparece el culto localizado y ritual (templos) el culto verdadero es la práctica del amor, que es expresión del Espíritu.

Jesús ofrece su agua/Espíritu (Is 55) que puede satisfacer las aspiraciones más profundas de la persona.

El Espíritu es un manantial interno, y es ahí donde recibimos la vida, manantial perenne de vida y fecundidad.

PAUSA ORACIONAL

La certeza de dar con el manantial, de sacar agua del pozo del Agua Viva se discierne en comunidad.

Jesús al pedirle agua la trata como a una igual: la vida del Espíritu está en ella, sin estructuras, ni templos…busquemos comunidades donde esto se viva a lo evangélico.

Si quieres información, preguntar…es importante seguir tus insinuaciones del Espíritu en tu manantial interior.

Existen comunidades muy abiertas, capaces de ayudar a la persona a dejar las sequías de las dudas, mediocridades, cansancios…para descubrir Vida. No te conformes

 

Magda  Bennásar Oliver

 

Un comentario en «SED»

  1. Muchísimas gracias por poder recibir estas maravillas. Me encanta todo cuanto recibo de vosotras. GRACIAS. Un abrazo.

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