Foto de Jess Vide en Pexels

Muchas de las personas que nos leéis sois buscadoras e
inconformistas con formas obsoletas de vivir la espiritualidad y la
vida que esta impulsa.

Un tema muy candente hoy es el del silencio. Se dice tanto sobre
algo que es no-decir, no-pensar, no-argumentar…que confronta
nuestra verborrea.

El silencio orante no es para acallar todo lo que hace ruido
alrededor y dentro de nosotros, sino para avivar el amor, para
dejar que Dios recupere su morada y su talla, no la que yo le he
obligado a tener por deformación o ignorancia.

El que me da la Vida, el que me hace partícipe de la suya y me
comunica su intimidad con el Abba, y deposita en mí su confianza
para la continuidad del Reino – su proyecto su sueño- no puede ser
alguien a quien, si me sobra tiempo, le dedico unos minutos al día
para pedirle que me arregle lo que va mal, me cure lo que me
duele, me solucione situaciones familiares, económicas…

La humildad, el abajamiento de Dios es extremo para acercarse a
nuestra humanidad no aceptada. A nuestro dolor rechazado.
La dinámica del Amor es la opuesta a la del egoísmo. Se dice fácil,
y todos asentimos. Pero hay un puntito que a mí me derrite el
orgullo, la arrogancia vestida de complejo o de altivez- el modelo
elegido es lo de menos, pero el resultado es una cierta
insatisfacción interior proyectada en forma de recriminación o
envidia o…- hacia las personas que según nuestro criterio no
tendrían que ser más que “yo”.

¿Cómo descubrimos la dinámica del Amor? En Jesús vemos un
continuo abajamiento (en griego “kénosis”) indicativo de por dónde
anda la plenitud, la Vida.

Podemos vivir la espiritualidad como vivimos la economía o la
política-fruto de haber estado escolarizados en la escuela
capitalista- que nos lo ha metido por los poros, podemos vivir la
espiritualidad no como vaciamiento-abajamiento, sino como una
avidez por tener y acumular textos, documentos, información y
experiencias.

Puede resultar destructiva una espiritualidad vivida con mentalidad
no convertida al evangelio, a la desnudez interior, a la humildad
sincera que nos permite reconocer nuestra dignidad en toda su
potencia constructiva y destructiva, según vivamos.

Contemplo con tristeza el sufrimiento de tantas personas por no
vivir conectados a la fuente. Se manifiesta en formas muy
concretas, por ejemplo: observo una constante en las parejas,
matrimonios: rivalidad entre ellos por ser más que el otro, en
detalles de cariño con los hijos, temas de autoridad en la familia,
dominio del más culto, complejos enconados en los menos
afortunados y un largo etc. aplicable a relaciones entre hermanos,
a relaciones en comunidades religiosas.

Cuando intentamos hacer silencio interior, estas fuerzas ocultas
emergen y podemos creer que destruyen nuestro silencio. Y no es
así. Si dejas emerger, sin falsas auto-compasiones lo que te
aprisiona por dentro y que puede hacerte actuar con cierta dureza
o arrogancia…es el principio del Nacer de Nuevo, es el principio de
enderezar nuestra columna vertebral, es decir, nuestro eje
profundo.

Posiblemente sea este uno de los primeros pasos imprescindibles
para llegar a una oración afectiva: abrirnos a Dios después de
abrirnos a nosotros mismos y si puedes, compártelo con quien te
acompaña porque antes de la construcción del “hombre-mujer
nueva” a la vez y con mucho cariño Dios nos deja ver los muros a
de-construir.

Os invito a orar a fondo con el texto de Filipenses 2, 1-11 y a gozar
en la alegría que emerge cuando reconocemos nuestras dosis de
superficialidad como causa de nuestros males y nos sumergimos
en las profundas aguas subterráneas, sin explorar, del Amor hecho
criatura humana.

Para equiparnos para esa maravillosa tarea de Despertar una
humanidad dormida, necesitamos “entrar en él.” Este es un regalo
del Espíritu a las personas que se lo toman en serio. Los flojos no
llegan al final del texto porque ya se lo saben.

Este alimento sólido nos prepara para comprender y escuchar con
atención las dinámicas tantas veces victimistas de quien no conoce
estas verdades o no sabe cómo salir de ello. Desde nuestra
experiencia podemos ayudar y acompañar.

Y desde esta dimensión dejamos que El recupere su talla, su
estatura.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

4 comentarios en «¿Y su talla?»

    1. “Desde nuestra experiencia podemos ayudar y acompañar “….¡¡Gracias , muchas gracias !!
      Os necesitamos y es verdad que andais´prestas y preocupadas por hacerlo así
      Dios os bendiga
      Un abrazo para vosotras

    1. “Desde nuestra experiencia podemos ayudar y acompañar “….¡¡Gracias , muchas gracias !!
      Os necesitamos y es verdad que andais´prestas y preocupadas por hacerlo así
      Dios os bendiga
      Un abrazo para vosotras

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