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Y después de Haro, qué?

Luisa y Maricruz ungen nuestras manos al fianl del retiro

Fui al encuentro de este verano en Haro porque tenía mucha hambre y sed de silencio, de interioridad, de encuentros especiales y profundos … sed de Dios. Desde el minuto uno me identifiqué con esta frase: Le buscas? Es que lo tienes. Sentirlo, gozarlo, interiorizarlo día a día fue mucho. Todo invitaba al encuentro: paseos, canciones, charlas, silencio y un grupo de personas muy especiales; buscadoras inquietas todas ellas,  que cada día nos desnudábamos un poquillo y compartíamos los guiños que nos había hecho el Espíritu.

Lo he vivido todo como una llamada a una nueva relación con Él. Los personajes que sabiamente salían en las charlas me han ayudado al proceso de  irme reconstruyendo, ser morada para el Amado, hija amada, predilecta,  cocreadora,  partera;  todo ello para  despertar a mi verdadera talla, para ser consciente de la mirada de Dios en mi vida y  descubrir así el proyecto que Dios tiene para mí.

Y sentir esa mirada transformadora, edificante como antes no me había interpelado de esa manera, me invita a  a dejarme mirar, y a mirar como Él mira, lo que hace, cómo consuela, cómo empodera, cómo me ayuda  a decir NO a lo que me satura y no crea vida. Cuando vives todo esto empapada de Dios, porque si no, no es posible y sostenida por la comunidad SFCC a la que pertenezco, no puedes guardártelo, tienes que cantarlo a los cuatro vientos. Desde ahí todos nosotros sentimos la urgencia de “contar lo vivido” cada uno desde dónde está.

Yo soy maestra, con 30 años de SERVICIO, y lo pongo con mayúscula porque así lo vivo, como servicio.  El curso pasado, por la pandemia, fue especialmente duro para todos y a todos los niveles. Desde la pantalla de mi ordenador tuve contacto y seguimiento con todas mis familias. Lo tuve claro desde el principio, quería saber cómo estaba cada una de mis familias para desde ahí acompañar atendiendo a sus necesidades. En esto consiste mi profesión no? hasta aquí puede ser lo normal, pero desde que formo parte de SFCC, vivo más el “desde dónde lo hago”. Por eso cada mañana me nutro de Él, conecto con Él y así desde nuestro ser interior, desde dentro,  todo tiene otro sentido. Al final de curso recibí de una compañera un comentario que me emocionó profundamente y que yo os señalo, no para vanagloriarme,  sino como una señal de que por ahí puede ser el camino: “Siempre tienes la mirada en el que no puede, no tiene, o no llega. Eres como un faro que nos recuerda que hay que pensar en todos”.  ¿A que tengo motivos suficientes para seguir por ahí?

Y es por ello que ahora que acaba el verano y nos espera de nuevo cierta incertidumbre ante el comienzo de curso, voy a seguir en esa línea, e intentar vivir lo descubierto en Haro: quiero mirar a mis alumnos y familias como Él me ha mirado, acogiendo  lo diferente como valioso y enriquecedor para todos, quiero hacer como Él hace, cultivando la interioridad como espacio “habitado”, creativo, lleno de posibilidades, capaz de empoderar al más pequeño y sacando lo mejor de cada uno, pero, para compartirlo con todos, quiero ser cocreadora, desde Él, que me visibiliza y endereza; pero con ellos y seguro que alguna familia y así, crear espacios donde lo importante sea ser, confiar, aprendiendo juntos que todos y todo estamos conectados; el saberlo, el sentirlo y el cuidarlo será nuestro trabajo a partir de ya.

Luisa Montero De Pedro

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