Jardín botánico, Lluc, Mallorca

La misión del ser humano es poder escuchar los miles de ecos que vienen de la Voz…y reconocer al Maestro de la gran orquesta cósmica.

Necesitamos silencio para oír la voz de Dios en nosotros. Los que no buscan y aman el silencio es porque todavía están a la puerta y se quedan con los golpes de los nudillos llamando,  pero no lograron todavía abrir y oír su Voz.

¡Cuánta gente escucha “los golpes” del evangelio, sus exigencias…y cuan pocos abrimos nuestro ser para sentir la mano de Su voz que nos toca!

Se llama vocación o invitación a hacer de tu vida una Escucha ininterrumpida del Eco de la Vida que permea todo, que está en todo.

Esto es una llamada a priorizar las voces que dejo entrar en mi espacio sagrado, recinto de amor que sólo el Amor habita si no le mantengo a la puerta, año tras año, retiro tras retiro…

Ya no es tiempo de decir que nos enseñaron mal, que estamos condicionados por un pasado desafortunado. Hoy es “kairós” tiempo de Dios en nuestra vida, que como a tantos y a tantas les arrancó de las redes que les enredaban al pasado, al patriarcado, a cualquier tipo de palabra de hombre o mujer esclavizado por el poder y la tradición. Hoy es tiempo de Dios que lo hace todo nuevo, si le dejo.

No sólo los discípulos y discípulas dejaron atrás una religiosidad yerma, unida a  una cultura que determinaba un estilo de vida, sino que montones de hombres y mujeres a lo largo de la historia lo seguimos haciendo.

¿Recuerdas las beguinas? Te invito a buscar, si no las conoces ya, quienes fueron, qué hicieron, por qué las eliminaron. Es muy potente su luz en la historia porque desvela la mentira de la institución cuando esta se apropia de la Voz del Amado que habla al corazón de hombres y mujeres a lo largo de la historia. Es sólo un ejemplo entre muchos, pero todavía bastante desconocido.

Hay personas que nos ponen la piel de gallina por su radicalidad, fruto de un enamoramiento, y ahí muchos podemos decir, ¡claro! estos eran especiales pero yo no lo soy.

Esto es ir directamente contra el evangelio, es casi un pecado contra el Espíritu pensar así. Es decirle a Dios abiertamente que lo hace mal.

Lo único que nos falta, tal vez, es dejar que la mano de su Voz toque nuestro yo profundo, sane las lagunas afectivas que tanto nos enredan y cuya sombra larga y oscura se proyecta en nuestra vida adulta haciendo difícil la vida en común.

Si escucho su Voz…todo nace de nuevo en mi vida. Si escucho su voz empiezo a dar vida sin proponérmelo. Si escucho su voz me siento la persona más feliz que existe porque esa Voz me libera, me capacita, me divierte, me orienta, me regala naturaleza, vida, familia, comunidad… Y voy entendiendo lo que es el servicio desde este Amor incondicional, no desde mi necesidad de sentirme útil.

¡Cómo aburre la gente tibia! Los que siempre ponen pegas y tienen dudas. En el fondo es un grito por llamar la atención. Un grito sordo porque no escucha la Voz, tratando tal vez con su activismo cambiar el mundo.

Esto es mucho más que silencio, es experiencia de Dios. La oración de centramiento no debe conducirnos  a “escucharnos” sino a Escuchar al que cuando habla crea, cuando pronuncia mi nombre me hace suya, su hija, su compañera, su discípula.

¿Qué es vocación, pues? Acoger su Voz, dejarte tocar por ella, recibir su energía, y con humildad y alegría poner todos tus talentos en marcha para decirles a tod@s que esa Voz recrea todo, desde tu persona hasta la última hoja del campo.

Y así convivir con los herman@s  desde la plenitud, no desde la necesidad continua y la mediocridad tantas veces voluntaria, adquirida ya casi como un  rol. Estas personas son tóxicas y enredan y hay que dejar de darles vueltas porque pueden impedirnos “ver el bosque”. Escuchar su voz puede impedirnos escuchar la Voz, porque chupan el tiempo y la energía que es para muchos.

“Te llevaré al desierto para hablarte al corazón” Oseas 2

Hoy hay dos tendencias muy marcadas entre los buscadores: las personas que sólo buscan silencio y las que son muy críticas con las estructuras y entran en un activismo, casi mesiánico.

Nosotras después de muchos años de estudiar Cristología y otras ciencias, entendemos que el silencio es imprescindible para escuchar su voz, pero el silencio es peligroso si no escuchamos su Voz de verdad. Lo mismo que el compromiso social… súper necesario si nace de la Voz y de los hermanos.

La Voz probablemente me descolocará de mis montajes, por buenos que estos sean y me conducirá al Egipto que no quiero ir, a la misión profética que me incomoda, a los pobres también de espíritu que critican la iglesia y yo ya no aguanto más ese discurso… pero en esa docilidad y obediencia a esa Voz encuentro mi paz y mi sosiego, mi compromiso de raíz, radical, porque veo cómo cambia la persona que al fin escucha su Voz.

Y luego, los otros nos retiramos, y dejamos que ese Amor le dé la fuerza y la autoridad interior que necesita para liberarse de todo y seguirle.

Te lo deseo, de verdad, que tu vida sea escuchar su eco en todo, en la naturaleza, en las hermanas, en su buena noticia (evangelio).  La travesía así, es una aventura que hace de la vida una experiencia rica en todo, también de cansancio, pero sobre todo de Vida y de servicio humilde de lo que nos regalan en abundancia.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

Un comentario en «OIGO SU ECO EN MIS ENTRAÑAS»

  1. Que reflexión tan rica, tan profunda .Cada párrafo nos “remueve” por dentro ….
    Nos despierta las ganas de Silencio, de Encuentro …de Respuesta a esa LLamada Suya que no cesa …
    Gracias, Muchas gracias Magda y un abrazo

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