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Cuando Lillanna Kopp se preguntó durante las sesiones del Concilio Vaticano II, ¿A
dónde van? ¿Por qué se van? en su corazón de profeta estábamos nosotras y nosotros.

Ella escuchó al Espíritu. Como mujer no le era permitido hablar, opinar, argumentar
como hacían los varones durante el Concilio, pero sí pudo escuchar, rezar, pensar,
estudiar, crear, en obediencia al Espíritu que había suscitado el Concilio y que tambiénle hablaba a ella.

Había que actualizar todo en la vida consagrada. Corrían los años 70. Era una obra
gigantesca. Sin amedrentarse, Lillana, Sister Audrey, asumió su responsabilidad. Y
puso su persona: mente, corazón y fuerzas, al servicio de aquel momento histórico,
bisagra entre el pasado muy oscuro ya, y, la emergente nueva comunidad cristiana y dentro de ella, la vida consagrada actualizada y fresca de nuevo.

Se van, se iban, nos vamos, porque el vino nuevo es para gente nueva, para
comunidades nuevas.

Corría el año 1970, era la vida religiosa, sobre todo la femenina, en USA y Canadá –
donde ella se movía y facilitaba el “aggiornamento” o “puesta al día” de la vida
consagrada- según palabras de los Padres Conciliares, la que sufría una hemorragia de gente joven y preparada que se iban.

¿A dónde van? Se saben llamadas a vivir en profundidad los consejos evangélicos,
pero están buscando algo que todavía no tiene forma, estaba en gestación en el corazón de diferentes mujeres y hombres del momento.

Y con la humildad de quien se sabe hija de Dios y empoderada hasta los dientes de una fuerza creativa, dadora de vida, -eso es lo que el celibato es-, Lillanna lanza una
iniciativa, y un grupo de unas 30 mujeres dan a luz, desde su búsqueda e insatisfacción con lo existente, a una forma nueva de vida consagrada, que se abrirá también, en igualdad, al laicado.

Hoy y ya hace bastantes años son las laicas y laicos los que se van, y en el mismo
espíritu de Lillanna nos preguntamos con dolor y profetismo ¿a dónde van? ¿a dónde vamos?

La comunidad que sueña y a la que da forma Lillanna al principio pensada para la vida consagrada, tendrá que ser no canónica: dentro de las iglesias, pero libre del control directo de las diferentes jerarquías, para que pueda crecer con libertad y creatividad; y pueda dar respuesta, sobre todo, a la demanda de cientos de mujeres preparadas, entregadas, que se sentían languidecer en estructuras cargadas de polvo y rutina de siglos. De eso los jerarcas entienden poco.

Así nace Las Hermanas Para la Comunidad Cristiana. Comunidad abierta, no canónica por ser ecuménica: abierta a personas de otras iglesias cristianas, colegial, profética, una de tantas respuestas y propuestas del Espíritu para un momento histórico, el nuestro.

Mujeres, hombres, consagradas, casadas, viudas, solteros, separados, jóvenes, menos jóvenes…en los cinco continentes, unas 3000 personas nos llamamos Herman@s Para la Comunidad Cristiana (SFCC: Sisters For Christian Community). Desde personas con varios doctorados, a jueces, empresarias, profesores, educadoras, teólogas, médicos, cajeras, obispos, ordenadas… de todas las razas. (sfccinternational.org. Traducido al español en:espiritualidadintegradoracristiana.es

Llegó a España hace dos años, a través de Carmen Notario y Magdalena Bennásar.
Es con “temor y temblor” y mucho gozo que comparto que hoy, en mi oración del
amanecer, sentía que la Ruah, a través de las palabras de nuestra hermana y fundadora Lillanna Kopp, me decía lo mismo: ¿A dónde van?

Veo multitudes asistiendo a retiros, encuentros, espacios de silencio, tantos, que
nuestros obispos se ponen nerviosos porque no pillan, como jerarquía, que la gente se mueva hacia dónde se mueve la vida y salen del templo, como hizo Jesús, para
encontrar la Vida y compartirla.
La iglesia nos dio doctrina…pero no espiritualidad profunda.
Hoy estamos en otro paradigma. Las pioneras de la historia saben cómo tiene que ser el vino nuevo del Espíritu para nuestro momento histórico: UNA ESPIRITUALIDAD NUEVA, PERSONALIZADA, IMPREGNADA DE SILENCIO Y PALABRA, DE VIDA Y DE JUSTICIA Y DE IGUALDAD vivida y gozada en comunidad
presencial o virtual.

El paradigma actual nos indica un camino de colegialidad e igualdad. El peligro está en que en la búsqueda de alimento auténtico nos hagamos adictos y consumidores de textos y audios… sin llegar a encontrar cómo nosotros y nosotras, pueblo llano, podemos desarrollar una relación con Dios sin intermediarios, de tú a tú y desde ahí formar la comunidad que nos ayude a desarrollar todas nuestras capacidades y talentos para colaborar con la evolución de la maravillosa humanidad que somos.

Esa formación nos da la fuerza para ESCUCHAR a Dios directamente. Nos quita las
inseguridades y nos abre al Espíritu que nos habla desde ese silencio habitado. Desde ahí, tenemos fuerza y motivación para abrir caminos desandados, como peregrinas y peregrinos; ligeros de mochila y llenas de esperanza.

Al descubrir, “online”, a través de un artículo, la comunidad SFCC, iniciamos un
proceso de verificar que no era un sueño. Las dos hemos cumplido los 60. Somos
soñadoras con los pies en el suelo.
Han sido casi tres años de conocimiento mutuo y de estudio orante de la ideología
SFCC. Hace año y medio que, después de dejar la comunidad a la que habíamos
pertenecido 40 años, hicimos nuestro compromiso final con esta nueva comunidad.

Reconocemos que España nos resulta difícil. Después de vivir años en Australia, y
sobre todo en USA vemos como aquí la unión iglesia-estado nos ha dejado un panorama bastante desolador si lo comparamos con otros países.
Pero estamos aquí, y aquí aceptamos ser enviadas y portadoras de esa Vida Nueva que experimentamos a través de una comunidad que no tiene jerarquía de ningún tipo, donde todo se decide colegialmente después de orar y estudiar los temas a tratar.
No tenemos propiedades en común para que todo nuestro ser esté destinado, con
desnudez evangélica, al Reino. Cada persona trabaja para su sustento y cada persona es apoyada al máximo a que desarrolle los talentos recibidos para la humanidad.

Vivimos la obediencia como Escucha y el celibato como amor incondicional. Esta
positividad y fuerza interior te hace sentir libre y creativa, aún en los tiempos recios que corremos.
Algo habrá visto la gente que al año ya teníamos un grupo de 10 personas haciendo un proceso de pertenencia: laicos y laicas. Jóvenes y adultos.
La experiencia está siendo “una pasada”. Comunidad virtual, mucha formación y retiros online, debido a la situación actual. Encuentros personales siempre que ha sido posible.

Hay dos círculos de pertenencia: los miembros que hacen dos años de proceso para
convertirse en igualdad miembros de la comunidad. Y otro círculo más amplio y
numeroso de “Amig@s de la comunidad”. Personas que viven el espíritu y carisma sin compromiso con la comunidad.

Hace unos días se nos decía en una reunión online con algunas de las cofundadoras,
“vosotras en España sois pioneras en la formación de una comunidad de talante laical, y os acompañamos como en su día lo hicimos con las fundadoras. Como ellas no sabéis por donde, el camino se tiene que trazar, pero paso a paso, acompañadas por el Espíritu del Concilio y de la comunidad en todo el mundo, vais abriendo camino”.

Por todo ello, y viendo la búsqueda de tantas personas, ponemos a vuestro servicio este carisma “Que todo sea Uno” (Juan 17, 21). Deseamos que las personas buscadoras puedan conocer y discernir en diálogo con nosotras, si el aire del Espíritu las empuja a sentirse en casa con una comunidad abierta de consagradas y laicos y laicas, en un ambiente de muchísimo cariño y compartir profundo.

En España hay personas en Bilbao, Navarra, Madrid, Barcelona, Valencia, Mallorca,
Córdoba, Galicia, Ciudad Real, Burgos…en cada lugar, al calor de esa presencia, se
forman pequeños núcleos.

Hemos formado, últimamente comunidades cristianas online para compartir fe y vida, para aquellas personas que así disciernan. Por supuesto que hay tiempos de
conocimiento mutuo, y por supuesto que hemos desarrollado un programa de formación online para que se pueda conocer y discernir si ese modo de comunidad y carisma es el que hoy te empodera y acompaña en tu espiritualidad, comunidad y compromiso.

Estamos a la escucha y a tu servicio si deseas dialogar. Es un regalo demasiado preciado para que no se disfrute y dé a conocer en nuestro querido y convulso país. Tanto esperar que se cambien obispos carcas…y tal vez no oímos la llamada del Espíritu de Jesús a nuestra puerta, a ir haciendo camino, en comunidad; a abrir puertas y ventanas a los aires frescos, nuevos que saben a Eucaristía, a Acción de Gracias.

No necesitamos esperar permisos para predicar, para formar comunidades, para orar como las místicas y beguinas, que mientras la Iglesia Institución rugía, ellas y ellos experimentaban el Abba y eso cambiaba todo, por dentro y por fuera. Gracias por escuchar.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

2 comentarios en «Inagotable Espíritu»

  1. Os he conocido , no hace mucho, de forma indirecta a través de vuestro blog, y personalmente en el retiro del 31 de octubre. Quiero agradeceros vuestro acogida, por estar a la escucha y recibir con los brazos abiertos a las y los que estamos buscando; por ofrecer esa Comunidad abierta, ecuménica, llena de posibilidades donde se respira respecto, generosidad, servicio, una propuesta diferente, para mí, por descubrir.
    Un abrazo fraternal

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