Te invitamos esta tarde o mañana cuando puedas, a orar un rato tomando conciencia y recordando lo que meditamos hace unas semanas, durante la Pascua, sobre la Madre-Tierra.

Iniciamos con un rato de oración centrante.

Despeja la mirada más allá de ti y tus necesidades. Toma altura y observa la tierra desde una buena altura. Me remueve las entrañas el ver mi tierra desde las alturas, algo se mueve por dentro al obsevar la tierra donde nací, sus montes y ríos, sus colores, sus casas y sus gentes. Pero la tierra es mucho más que el lugar en donde vivo, el habitat que me sustenta, yo soy la tierra en evolución. Por eso celebrar el día de la Tierra, nuestra madre, es celebrar la vida, la vida de todo y de todos.

Foto nuestra, Plencia, España

La Vida que Madre Tierra sustenta, cediéndonos su piel -sus campos y mares- para que produzcamos nuestros alimentos y los compartamos:

“Yo soy el pan de la vida. Quien se acerca amí nunca pasará hambre y quien me presta adhesión nunca pasará sed”. Juan 6: 35

foto nuestra

Lee despacio la Palabra. Vuélvela a leer…y una tercera vez. Cuando una palabra te llegue quédate ahí, medítala, ¿qué me dice?, ora, ¿qué le respondo?, contempla…y deja que esta contemplación te lleve a la acción.

Estos panes hechos en casa con trigo sarraceno ecológico km 0, fueron un día insignificantes semillas enterradas en la oscura tierra, olvidadas durante meses, hasta que con atrevimiento sacaron sus primeros tallos y la luz y el frío y el viento y la lluvia las fueron preparando para el cotidiano, pan diario en nuestra mesa. Eso sí, comprado al agricultor, amasado en casa y desayunado con agradecimiento y hambre real después de dos horas de silencio y Palabra. ¡Riquísimo! Pan orado y devorado, ojalá muchos lo puedan disfrutar, saliendo al jardín o a la ventana, masticando despacio, es eucaristía, es el momento de pensar en todos y en la madre que lo gestó en sus entrañas.

El compromiso con la Madre-Tierra no es un gesto de un día, es una conversión, un cambio de mirada, para RESTAURAR nuestra Tierra, el lema de este año. Por ello os invitamos a celebrar un ritual muy sencillo para celebrar el Día de la Tierra:

-observa el amanecer y el anochecer de un mismo día, si puedes el día de la Tierra, si no, otro día. Hazle este regalo a madre tierra.

-deja que los sonidos/ruidos de tu día te acompañen. Durante estas largas horas de luz, recuerda que si envías energía positiva a la tierra, hoy unidos en esta liturgia cósmica, podremos aliviar un poco la carga y el dolor de las heridas que le hemos causado. Vívelo como una liturgia, tiempo sagrado: si quieres enciende una vela donde puedas verla durante el día para recordar que estamos ritualizando la Vida.

Un comentario en «Día de la Madre-Tierra»

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