¿Cómo puedo dejarme Ser? ¿Cómo puedo dejar de dudar, de tener miedo, de calcular y de compararme?

Toda historia de amor empieza con una mirada. Alguien se fija en ti. Tú te fijas en alguien, y empieza una experiencia correspondida o no, de relación.

Se llama atracción.  DEJARTE MIRAR PARA PODER DEJARTE DE MIRAR. Y SER ATRAÍDO/A A OTRA DIMENSIÓN, a tu bodega interior. En el silencio dialogado, amoroso, sencillo, penetrante, capaz de sanar heridas, capaz de liberar de otras miradas que no atraen, más bien repelen, miradas de amores posesivos o religiones controladoras… ¡No!

No dejes que nadie dañe tus derechos de Hij@. Nadie puede empañar tu historia de Ser Atraída por y Atraer al que te ama, Dios, que en Jesús se manifiesta claro, tangible, entrañable y vivo.

Juan 6,44: Nadie puede llegar hasta mí si el Padre que me envió no tira de él.

Cantar 2,14: Déjame ver tu rostro

     “       1, 4: Atráeme

¿Qué puede acelerar un proceso de liberación, de maduración, de gozo por un seguimiento?

UNA MIRADA. Me llaman, porque ME VEN. Juan 1, 47-50

Hay miradas que atraen, que invitan, que abren:

 “Tú me sondeas y me conoces; de lejos penetras mis pensamientos… ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo al cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro…” Sal 138

La de Dios es una de ellas. No conozco a nadie que habiéndose acercado a su hoguera no salga transformado. Luego los procesos de liberación y maduración personal se realizan de modo distinto.

Somos inmadur@s cuando dependemos de las miradas de otros, y esto nos produce altibajos… es una dependencia agotadora.

Muchas personas prefieren sólo silencio a oír la Voz del Amado que a lo largo de la historia ha conquistado y atraído a personas que con su fuerza y su ternura han ido cambiando esa historia, paso a paso.

¿Quieres saber si el silencio que te atrae es el que te da vida, o sólo te descansa o hace tomar consciencia de tu realidad?

Si después de experimentarlo no puedes callarlo. Alguien nos ha dicho que escribimos mucho…es que cuando el fuego arde en los rescoldos interiores, por pequeños que sean, el calor interior es incontrolable.

Como Teresa de Jesús dirá: “Mira que te mira”. Y el cura de Ars al preguntarle qué decía al orar, dice: “Nada. Yo le miro y El me mira”

Mc 10,20: Jesús al joven “lo miró y lo amó”.

No voy a seguir porque lo único que importa es que nos dejemos mirar, y desde esa mirada-diálogo tomar decisiones que nos ayuden a priorizar el tesoro.

Priorizar puede significar acallar las voces de la “bandeja de entrada” o de los múltiples chats en nuestro móvil…con delicadeza comunicar a algunos grupos o personas que por salud interior tienes que priorizar y vas a silenciar su comunicación. No por falta de respeto o aprecio sino por fidelidad a tu llamada, a su mirada y a todos los que dependen de ella.

Te puedo asegurar que pueden ser cientos los que dependen de que te dejes Atraer y conducir por ese diálogo, día a día.  No es algo novedoso, es una experiencia que ocurre si tú quieres. Si tú priorizas, si tú acoges.

Y, claro que ocurre. Magda Bennásar Oliver, sfcc

2 comentarios en «Una mirada»

  1. Gracias por tan valiosa sugerencia, mirar y dejarme mirar, atender al llamado desde mis convicciones desde la razón de la interioridad del corazón.

  2. Precioso texto. Gracias.
    Vuestra mirada me atrae, o tal vez la mirada del Padre-Madre-Vida que trasmitís, gracias por estar ahí y por seguir inspirando tantas cosas y en tanta gente, o tal vez en unos pocos pero estoy convencido que con mucha autenticidad.

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