Swiftcurrent Lake is seen in Glacier National Park, Montana
Comenzamos esta semana en la que vamos a celebrar el día de la Tierra tomando conciencia de que la Tierra no está ahí enfrente, algo separado de nosotrxs, sino como decíamos en la Pascua, nosotrxs somos la Tierra en constante evolución.
Escuchamos en el evangelio : “Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu”. (Jn 3:7b-8)
Los evangelios que estamos leyendo estos días después de la resurrección de Jesús nos sitúan ante la necesidad de plantearnos una nueva manera de vivir. Nacer de agua y de Espíritu implica dejar morir muchos aspectos de nuestras vidas, purificar nuestras intenciones, nuestros valores y dejarnos guiar por el Espíritu de fraternidad y sororidad, de conexión con todo lo creado.
Estamos oyendo cada vez más a través de los medios de comunicación que necesitamos cambiar nuestra percepción, no esconder la cabeza ante retos muy serios que se hacen más y más evidentes. Y a la vez que cambiamos la percepción no nos queda más remedio que cambiar nuestros estilos de vida: como leía de un científico español preguntarnos “qué consumimos, a quién votamos”…
Acabo de leer el testimonio de una mujer blanca, norteamericana, que se sumó hace años a la protesta de otros miles de personas de distintas razas, etnias, países, para proteger un río del que vivían tribus indígenas norteamericanas.
Los protectores del agua se oponían al oleoducto Dakota Access Pipeline, que se abría paso a través de las tierras de la reserva Sioux de Standing Rock sin permiso del gobierno ni un informe del impacto ambiental. El oleoducto suponía un grave riesgo tanto para la población como para el propio río.
Describe esta mujer la experiencia de convivencia con todas estas personas reunidas con un único fin: hacer visible al mundo un problema local de grandes dimensiones.
“Durante dos horas, con una sensación térmica de bajo cero, coreamos “¡Mni wiconi, mni wiconi, mni wiconi!” como si la propia oración – “¡El agua es vida!”- tuviera el poder de cambiar el mundo. Cuando se toma la decisión a la mañana siguiente, los ancianos Sioux se reúnen junto al fuego sagrado. El informe de impacto ambiental, lee el jefe de la tribu, ha sido ordenado por la Administración. Es la decisión por la que han estado luchando, la que ofrecerá una oportunidad al río. Estallamos en gritos y abrazos de alegría, casi no nos creemos lo que está pasando… Estoy de pie cerca de los ancianos y ellos empiezan a planear no una gran fiesta o un banquete sino una ceremonia de perdón.”
Perdón por la arrogancia de pasar por encima del bienestar del río y de sus gentes, perdón por valorar más el beneficio económico que la vida de las personas, perdón por considerar a los nativos de la tierra como personas de segunda clase.
Para poder entender la intimidad que nos une a la tierra muchos profetas actuales nos invitan a entrar en la sensibilidad de los pueblos indígenas. Ellos tienen muchas claves de interpretación quizá no tan “sofisticadas” como las nuestras, y sin embargo llenas de hondura, de amor, de relación íntima con la tierra.
Ante la perspectiva de la celebración del día de la Tierra el sábado 22 de Abril, recordamos que el día 22 de Marzo se celebró el día Mundial del Agua.
La primera conferencia de la ONU sobre el agua se celebró en Mar de Plata, Argentina, en 1977. Hace un mes, 46 años después, se ha celebrado en Nueva York la segunda.
Unos 10.000 participantes se reunieron en la Sede de las Naciones Unidas y otros a través de internet, del 22 al 24 de marzo de 2023 para intensificar urgentemente las acciones para abordar la crisis del agua y garantizar el acceso equitativo al agua para todos.
La Conferencia reunió a líderes mundiales, la sociedad civil, líderes empresariales, jóvenes, científicos, académicos, el sistema de las Naciones Unidas y otros, de todos los sectores: agricultura, energía, medio ambiente y agua, en torno a un objetivo común: abordar con urgencia la crisis del agua y encaminar al mundo de nuevo hacia el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6: sobre agua limpia y saneamiento.
En su discurso de clausura del evento de tres días, el Secretario General de la ONU, António Guterres, elogió la conferencia y los compromisos adquiridos. Guterres añadió: “Como bien común global más preciado de la humanidad, el agua nos une a todos. Y fluye a través de una serie de retos globales. El agua tiene que ver con la salud, el saneamiento, la higiene y la prevención de enfermedades. El agua tiene que ver con la paz. El agua tiene que ver con el desarrollo sostenible, la lucha contra la pobreza, el apoyo a los sistemas alimentarios y la creación de empleo y prosperidad. El agua tiene que ver con los derechos humanos y la igualdad de género”.
“El acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene es la necesidad humana más básica para la salud y el bienestar, y un derecho humano declarado”, dijo la ONU, señalando la afirmación de la ONU en 2010 del acceso al agua como un derecho humano básico. “Pero unos 2.000 millones de personas en todo el mundo siguen sin tener acceso a agua potable y el 40% de la población mundial se ve afectada por la escasez de agua”. Por eso, el agua tiene que estar en el centro de la agenda política mundial”.
Todas estas cifras sólo nos alarman cuando las escuchamos. Hace años que oímos que las próximas guerras serían provocadas por la desigualdad en la distribución del agua.
Hace tiempo que vemos los estragos que la falta de lluvia está provocando ya en muchos países y cómo la mala distribución del agua supone la desertización de muchos lugares con todas las consecuencias que eso conlleva.
Ante esta y tantas otras realidades abrumadoras nuestra postura como seguidorxs de Jesús no puede ser culpar a los gobiernos y quedarnos cruzadxs de brazos. ¿Qué puedo hacer yo? ¿Qué hábitos podría cambiar? ¿Qué puedo construir con otrxs?
Renacer no es sólo a nivel espiritual, implica TODA LA VIDA. Por eso la llamada a sentirnos parte de la Naturaleza no es un toque bucólico sino una responsabilidad de personas nacidas del Espíritu.
Estar comprometidx con la Vida supone compromisos reales que nos sacan de nuestra comodidad, de nuestra burguesía y de nuestros discursos teóricos, para llevarnos a lugares insospechados de amor real y concreto en la realidad que nos toca vivir.
Carmen Notario, SFCC
Somos tierra, somos agua. Formamos parte de una evolución. El proceso vida-muere- vida se da constantemente.
No somos los dueños de la Tierra, ni del agua, ni de nada. A los seres humanos se nos ha confiado la administración. Dotados de inteligencia y creatividad somos los responsables de lo que ocurra con todo eso. Para bien y… para mal.
Tomar conciencia. Ahí radica todo. Cambiar de mentalidad como nos recuerda Juan en su Evangelio.
Luchar por transformar las estructuras injustas, surgidas del afán de acumular, de la explotación de todo lo creado.
Desde abajo. Somos los que tenemos que empujar, abrir los ojos a la gente que todavía no ve.
Dedicar un día a Tierra no cambiará nada, si todos los días del año seguimos instalados en nuestro egoísmo , prepotencia e inconsciencia.