Y nosotras, nos dedicaremos…

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Suenan cantos de Resurrección a la vez que tambores de guerra. Rememoramos los comienzos del Cristianismo y a la vez pasamos un poco ante tanta palabra, y tanto por asimilar. O tal vez, simplemente, un año más, pasamos página después de leer por encima los comentarios…yo preguntaría ¿Cuál es tu comentario? ¿Cuánto profundizas de todo lo leído? ¿Has probado de escribir tus reflexiones?

Sabemos que si no se trabajan los textos, entran  y salen con demasiada facilidad y es por ello que necesitamos más y más. Es el síndrome del que no digiere bien y siempre tiene hambre.

Por ello voy a intentar, con mucha sencillez, invitaros a trabajar un poquito los textos de esta semana, método que puede servir para cualquier texto.

Es hacer el estudio orante de la Palabra. El trabajo del monje y de la monja que en su silencio escudriñan la Palabra hasta hacerla suya. Y el método es muy sencillo, y hoy es practicado por millones de cristianas y cristianos laicxs de todas las iglesias cristianas.

  1. Leemos los textos, despacio, varias veces.
  2. Dejamos que resuene dentro alguna palabra, sin forzar
  3. Volvemos a leer, uno tras otro, los textos, despacio, a lo largo de la semana, en tu tiempo de silencio orante, de madrugada, sin noticias, sin ruido…y dejamos resonar una frase…
  4. Tomamos nota y oramos lo que se nos ha comunicado
  5. Tratamos de escuchar lo que Dios a través de su Palabra mezclada con mi vida, mi realidad socio-política me está comunicando.
  6. Dialogo con esta Palabra dirigida a mí personalmente y después, sólo después, tomo decisiones, compromisos…

El evangelio de hoy a mí me resonaba así:

“No estéis intranquilos; mantened vuestra adhesión a Dios manteniéndola a mí…Si llegáis a conocerme conoceréis también a mi Padre…Quien me ve a mí está viendo al Padre…Os lo aseguro: Quien me presta adhesión, hará obras como las mías… (Jn 14, 1-12)

Hay una progresión del Evangelio donde Jesús comparte su identidad con el grupo y les hace partícipes de ella, indicándoles su linaje, su identidad compartida, el sentido de su consagración por su pertenencia consciente y libre a un envío claro, firme a anunciar esta buena noticia, porque la llevamos en nuestro adn.

La segunda lectura, me llega hondamente:

“…también vosotrxs como piedras vivas, vais entrando en la construcción del templo espiritual, formando un sacerdocio santo… Vosotrxs, sois linaje elegido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo adquirido por Dios…” (1 Pe 1, 5 y 9)

¿Qué sientes ante esta Palabra dirigida a ti? Tú y yo somos piedras vivas, sacerdocio real, pertenencia de Dios… ¿Se nos puede dar, regalar más? ¿Nos quejamos de que los y las laicas no tenemos lugar en una institución hecha por varones que se apropian de lo de todos? Cuando lo sientas por dentro, reclama tu herencia, poniéndola al servicio del Pueblo de Dios…

Y la primera lectura nos dice cómo podemos hacerlo:

“…nosotrxs nos dedicaremos a la oración y al servicio del mensaje” (Hechos 6, 4)

Ahí está la fuerza. Dedicarnos al máximo al mensaje: orado y proclamado de mil maneras y estilos.

Ese compartir la Palabra o predicación no es exclusiva de los ordenados, es para todo creyente, como los textos de Resurrección le dicen a María Magdalena que anuncie que Él vive a los que luego se autoproclaman los herederos…

Reclamemos nuestra herencia con la Palabra en la mano y sobre todo en las entrañas, como fuego que quema la mediocridad y nos da la fuerza para surgir de entre las cenizas de un cristianismo que por falta de poner en práctica la Palabra está agonizando.

Es interesante que la primera lectura hace que nos identifiquemos con los invitados a servir las mesas en lugar de escuchar en el corazón que se nos envía como discípulxs  a estar con el Resucitado, adheridas a él y compartirlo, comunicarlo.

Me atrevo a decir que una interpretación sesgada de estos textos nos ha paralizado y puesto en multitud de servicios importantes sí, pero en detrimento de una predicación real, viva, en nuestros hogares, comunidades…

Muchas personas pueden servir las mesas, incluso los no creyentes lo hacen mejor que nosotrxs. Nosotrxs tenemos otra llamada, otra tarea, nos la concedan los ordenados canónicamente o no; es la llamada que viene de dentro. Desde los 16 años, después de una experiencia importante de Jesús Vivo en mí, predico, muy pocas veces en el contexto litúrgico, porque como mujer no tengo derecho. Pero como hija de Dios soy enviada y dotada de cualidades idóneas para ello: poder estudiar, escribir, proclamar presencial y online…es imparable.

Quien experimenta esta invitación por dentro deja de perder el tiempo y de poner pegas y de exigir espacio canónico, y como ellas y ellos, los primeros, en sus casas y aldeas, en sus campos y orillas comparten, comunican, forman comunidades de apoyo y de anuncio. Todo lo demás es historia. La fuerza está en el origen, en tu origen, en tu identidad y herencia.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

3 comentarios sobre “Y nosotras, nos dedicaremos…

  1. Gracias Magda por este recordatorio de cómo acercarnos a la oración de los textos de cada día. Agradezco también tus palabras de ánimo, me transmites mucha energía y cercanía; las leo con tu voz, te imagino a mi lado, sentadas o paseando como en los retiros. Me empujan a seguir intentando cada día, ¿qué puedo hacer hoy?. Marisa , C. Magdala.

  2. La oración es parte esencial de nuestro ser cristian@s. Y, sin embargo, que poco nos enseñaron…
    Las pautas que nos vais dando son de gran ayuda. Y es que sin oración, sin comunicación con el Dios que nos habita , no hay nada, nada que podamos vivir, que podamos transmitir , nada que pueda dar de beber un vaso de agua fresca a tanta gente cansada , agotada.. de ir a fuentes que no sacian, fuentes ficticias..
    Cuando oras, ves una luz al final del tunel, te descargas de alguna tensión, ves una decisión que tienes que tomar, vas cambiando la mirada , y te vas pareciendo un poco más al Maestro.
    Y, sobre todo vives de una manera más plena y consciente.
    Y, cuando seamos muchos los que lo hagamos ,transformaremos el mundo en el sueño que Dios tiene para todos.

  3. Gracias Magda leerte siempre es esperanzador, como bien dices hay una “autoridad” que viene de lo alto, y esa voz es la que nos llama e invita a través de Mujeres comprometidas con el Evangelio como tú, a continuar, a no desfallecer y a permanecer en los márgenes e ir a Galilea, ahí le encontramos entre los pobres ahí a donde los “autorizados ” poco llegan.

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