Foto nuestra. Dos flores de cactus
A medida que va pasando el tiempo se nos hace cada vez más palpable; el amor no es un sentimiento, tampoco es sólo pasión, el amor es ante todo una decisión. A partir de ahí lo que cuenta es cómo expresar el deseo más profundo: la comunicación, el darme a fondo perdido, el buscar lo mejor para esa persona, su crecimiento aunque a veces no lo entienda, se enfade conmigo, se rebele…buscar su auténtica felicidad, aprendiendo a callar tanto como a hablar, a escuchar a fondo, a estar ahí de forma permanente todos los días, tanto si se reconoce mi presencia como si no.
¿ A que estás pensado en tu pareja en tu hijo/a, amigxs?
Yo sí; lo acabo de vivir de cerca estos días con mi hermana y mi cuñado ante un hijo con problemas serios. El amor es mucho más que un simple sentimiento, es una decisión de seguir luchando por esa persona a pesar de que él no se cuide y se enfade con quienes quieren lo mejor para él, de que las instituciones pasen de largo y se laven las manos y les dejen solos con su impotencia.
Cuando hablamos del amor de Dios y de su deseo de entablar una relación de amor con nosotrxs estamos hablando de todo lo que mencionábamos antes. No es un sentimiento, quizá lo fue en un primer momento a raíz de un encuentro, pero si ha pasado un poco de tiempo probablemente los sentimientos ya no están a flor de piel.
Es sobre todo una decisión, una decisión por mi parte que pasa por un sin fin de etapas, que me van haciendo crecer y madurar, sobre todo me enseñan a escuchar con el corazón y experimentar esa transformación que no es de carácter, de forma de ser, sino de descubrir ese auténtico “yo” escondido.
Es una búsqueda que se da en la meditación y en la escucha orante de la Palabra y también sufriendo junto al que sufre y alzando la voz contra la injusticia. Se da en la soledad de mi cuarto y en medio de la comunidad, en la naturaleza y en el barrio más bajo de mi ciudad. Mientras no haga de ningún espacio un absoluto porque entonces estaré buscando mi “ego” y no a Dios.
“Busqué tu rostro, oh Señor. Tu rostro, oh Señor busqué. Por mucho tiempo he meditado en mi corazón y en mi meditación creció un fuego, con el deseo de conocerte cada vez más. Mientras Tú partías el pan de las Sagradas Escrituras para mí, te me has dado a conocer en el partir del pan. Cuanto más te conozco, más anhelo conocerte, ya no en la hojarasca de las letras, sino en el significado de la experiencia.
“Guigo el Cartujo, siglo XII
Ya no en la hojarasca de las letras… sino en el significado de la experiencia.
Hay muchas personas “estancadas” en ese conocimiento de Dios porque piensan que es un saber intelectual en lugar de una experiencia vivencial. Por eso, como nos decía Magda, leen y leen y nunca se sacian porque nunca se paran a escuchar con el corazón. El conocimiento no está ahí fuera como algo que me tengo que esforzar en alcanzar. El auténtico conocimiento es un diálogo cara a cara, que crece como un fuego si esa palabra es una persona a quien escucho y amo profundamente.
Por eso Jesús al enseñarnos a orar nos dice:
“Cuando quieras rezar, métete en tu cuarto, echa la llave a tu puerta y rézale a tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará” Mt 6:6
Y ¿cual será esa recompensa? La experiencia de que estás hechx de la misma esencia de Dios y por tanto con una capacidad de amar infinita. Una capacidad que va más allá de la lógica humana y que llenará tu vida de gozo y de sentido. Y esa experiencia será siempre nueva y te dejará siempre con ganas de más.
Carmen Notario, SFCC
Amar, es lo que da sentido a nuestras vidas. Ese sentimiento humano es nuestro motor. Me ayuda a estar consciente y atenta, también compromete y exige. Es energía.
Convencida de que soy una con la creación, no está el amor fuera de mí, sino que a pesar de las dudas, tristezas, soledades interiores, soy una con el Amor que transita por todo.
Este texto me ha refrescado la memoria. Gracias.
Gracias Carmen por tus palabras, que expresan, parafraseando un pensamiento de Confucio, con fidelidad, lo que nos compartes; el pensamiento de amar decididamente. Esa decisión se transforma en palabras que cuidan, unen, denuncian. Ese pensamiento se transforma en acciones, que pueden convertirse en costumbre, en una forma de estar en el mundo. A medida que se apuesta decididamente por amar, esa Energia-Vida-Amor crece, se expande, evoluciona y lo transforma todo. Marisa, C. de Magdala.
“Cuanto más te conozco, más anhelo conocerte, ya no en la hojarasca de las letras, sino en el significado de la experiencia”… En esta frase veo concentrada mi experiencia de seguimiento de Jesús Resucitado. Sí! Ese ahnelo de unión con el Señor ha estado presente en mi vida desde que tengo uso de razón. Y, como una constante, en cada momento vital la Ruah se ha hecho y sigue haciéndose presente sosteniendo ese anhelo y facilitando las condiciones que lo hacen posible; saciando sin saciar del todo para impulsar mis pasos…
Así vamos encontrándonos con el Señor “no en la hojarasca de las letras, sino en el significado de la experiencia”. El silencio orante hace posible este encuentro progresivo con el “yo escondido” que vive en lo más profundo de nuestro ser y, por eso, con el Dios que nos habita, nos sostiene y nos envuelve a un tiempo. Y ese mismo silencio facilita la inmersión en las profundidades de la Palabra viva y eficaz que habla para ti, para mí, haciéndose presente en las vivencias que cada día nos regala. Palabra que vivifica, ilumina y se encarna en la experiencia cotidiana. De este modo, en el camino al que hemos sido convocadas va quedando atrás la hojarasca y la Ruah nos acompaña para que vayamos adentrándonos en las profundidades de la tierra. Allí, en el hondón, lejos de la superficie, hallamos los nutrientes para seguir creciendo.
Gracias, Carmen, Magda, por hacer posible este compartir gestando comunidad; gracias por acompañar nuestros pasos en el seguimiento de Jesús Resucitado.