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CAMBIO DE PERSPECTIVA
En muchas ocasiones y especialmente en este mes que la tenemos más presente si cabe, me viene en la oración el encuentro de María de Magdala con su enamorado. Evoco ese día, amaneciendo, se acerca al sepulcro, sintiendo un profundo dolor por la pérdida, buscándole. Y Juan nos lo narra de forma preciosa, María vuelve la mirada al oír su nombre y cambia la visión, la perspectiva.
Pues esa es una de las huellas que está dejando en mí su referente como Hermana mayor y Maestra. Camino iniciado desde Espiritualidad Integradora Cristiana allá por noviembre del 2020, que ha madurado con el acompañamiento en la Comunidad de Magdala, con Carmen, Magda y el resto de hermanxs, en estos últimos 2 años.
He elegido la foto que comparto porque el cambio de mirada también está transformando mi actividad profesional como docente. Este año, sobre todo, he estado más ahí, desde donde me ven y escuchan mis estudiantes y no tanto desde el otro lado. Eso no quiere decir que antes no los tuviese en cuenta, si no lo que ha acontecido es el descentramiento progresivo del yo egoico, intentando acercarme más y ponerme en su mirada, en lo que sienten y experimentan, además de en lo que puedo enseñar.
Mi evolución personal y el camino compartido en comunidad me instan, me animan a querer contárselo, viéndolos en ocasiones un poco perdidos, viviendo tan hacia afuera; quiero caminar también con ellxs y compartirles que el camino es hacia dentro, que confiemos, que lo importante es ser, conectar con la verdadera identidad, que Todos somos uno, cambiar la visión.
Busco y pido el silencio, para escuchar el sutil susurro de la Ruah, la inspiración de María de Magdala. Quiero su valentía y serenidad, su pasión y su ternura, para retirar velos, seguir el sendero, amar y desarrollar los dones que se nos han dado, promover la vida y vivir enamorada.
Un fuerte abrazo.
Marisa Díaz. C. de Magdala
DE DÓNDE VIENEN LAS CANCIONES (continuación)
Este escrito es continuación del publicado el martes 11 de julio. Os compartía el comienzo de una canción sobre el texto del encuentro entre Jesús Resucitado y María Magdalena.
Si recordáis faltaban las estrofas. La letra ha salido del mismo texto, casi sin hacerle nada.
¡Tiene mucha fuerza! ¿Y la música? Tenía que ser suave, íntima y transmitir la atmósfera de ese momento. A medida que releía el texto y me iba cogiendo, se iba llenando de notas, sin buscarlo. Me llegan al fondo varias cosas, sobre todo, la mirada de Jesús a María.
¿Cómo fue? Con esa mirada nos mira hoy, a cada una, a cada uno. Y con esa mirada tenemos que aprender a mirar a los demás. No hay otra. También la decisión, la valentía de María me interpela. Ella va a por todas y me invita a hacer lo mismo.
En la 2ª estrofa, Jesús le dice a María: “¡No me retengas!” “No te quedes lo que has vivido. No te lo guardes para ti”. Siempre que hay un momento de compartir en un retiro, alguien dice “cómo me ha ayudado eso que tú has dicho” y, muchas veces, ni te parecía importante, pero lo era, al menos para alguien. Lo que recibo en la oración, le hace falta a alguien.
Y la 3ª estrofa habla de búsqueda y encuentro. Por eso recordé el texto del Cantar de los Cantares: “Déjame ver tu rostro… déjame oír tu voz” (Cant 2,14). En realidad el que me ha buscado es Jesús. Y yo le busco, porque él ya me ha encontrado. Una canción antigua lo expresa muy bien. “El amor que tenemos por ti, Señor, es sólo un ‘reflejo’ de tu amor por nosotros” (“Only a Shadow” Carey Landry and NALR, 1971). No hace de menos nuestra búsqueda, nuestro amor, pero es importante saber que Jesús ha dado el primer paso hacia nosotros, como lo hizo con María de Magdala, y no olvidarlo.
Os dejo la letra completa en otro archivo. Y un audio, todavía provisional.
Un abrazo. Feliz fiesta de María Magdalena
Vicky Ochoa, miembro de la Comunidad de Magdala
Profesora de religión jubilada