SER CONDUCIDA

Lo halló en una tierra desierta, en la soledad rugiente del desierto. Lo abrazó y cuidó de él. Lo guardó como a las niñas de sus ojos. Como el águila que incita a su nidada y revolotea sobre sus polluelos, así desplegó él sus alas y los tomó, llevándolos sobre sus plumas. Sólo el Señor … Seguir leyendo  SER CONDUCIDA