
Y, nace la Comunidad de Magdala
Tenía que ser hoy, la víspera de su fiesta, que Miriam de Magdala nos invitara a dar un paso al frente de sororidad y realismo; de ternura humana y compromiso con la Tierra, de respuesta y espacio al aquí y ahora en nuestras vidas.
“Aprendió a reconocer la voz que pronunciaba su nombre en medio de la noche y, levantándose, dijo: Aquí estoy”. (1Samuel 3, 4)
Reconocemos el momento oportuno. Sentimos en la tripa que es tiempo de gracia, de creatividad y de libertad, de mucha libertad y deseos de compartir vida y silencio con todxs lxs que hace tiempo nos relacionamos de diferentes maneras.
Los dolores de parto llegan a su fin, la cabeza de la criatura asoma y está naciendo. Tiene un rostro hermoso.
Está emergiendo después de años de gestación, una Comunidad presencial y online, desde unas bases que la mayoría conocéis: espiritualidadintegradoracristiana.es
Tiene voz y rostro de mujer que, como tantas a lo largo de los siglos, no niega su pertenencia a los varones, sino que lucha por la igualdad como derecho y deber.
Nosotras, Carmen y Magda, hemos aprendido, como Samuel, a reconocer la voz que pronuncia nuestro nombre, en mitad de nuestra noche. La noche ha sido larga pero reconocemos que la Luz es más fuerte que cualquier sombra que se haya podido proyectar sobre nosotras y nuestro proyecto.
La comunidad de Magdala es un hecho. Nos hemos encontrado hace años con algunas personas, y otras más recientemente, en espacios presenciales y virtuales. Hoy hay unos espacios de compartir y celebrar: Espiritualidad, Humanidad, Ecología y Evangelio que nos han ido trenzando entre nosotrxs y la trenza es hermosa y queremos compartirla.
La persona de Miriam de Magdala es nuestra guía y maestra. Alrededor de sus anhelos, amores, compartires… formamos una Comunidad abierta con sabor a beguina: a personas libres, maduras, deseosas de compartir vida y fe y compromisos, desde espacios libres y fecundos, sanos y poco estructurados.
Objetivo:
Dar consistencia a lo que las personas que se saben invitadas, sienten. Posiblemente sea en la línea de deseos de compartir la formación-estudio y espiritualidad que vamos trabajando juntos desde ese espacio: entendemos que esto es hacer comunidad de tu a tu presencial y online.
Dar espacio a las personas que nos sentimos alejadas de lo eclesiástico tradicional, o ajenas a ello. Personas que reconocemos que necesitamos de otrxs para hacer camino en un momento histórico lleno de retos y de posibilidades.
Acompañar la creatividad de personas que por no saber cómo, dejan de compartir talentos recibidos.
Ofrecer acompañamiento según las necesidades y los momentos de discernimiento personales.
¿Qué se pide?
Que la persona participe activamente, sin preocupación pero sí con un poco de compromiso de compartir más allá de “gracias, me ayuda lo que decís” tan propio de las mujeres todavía heridas de patriarcado. Pedimos un poco de esfuerzo para ir saliendo de la pasividad y compartir algo propio sobre los libros, cursos, retiros…que se propongan, para que luego, a tu paso, puedas ir viendo por donde se te invita a caminar.
Abiertas a sugerencias, siempre.
¿Qué debo hacer para pertenecer?
Escribe una breve biografía tuya e indica por qué te gustaría formar parte de una comunidad mayormente online, aunque haya varios encuentros presenciales al año, para las personas que podamos encontrarnos. Manda una foto reciente, puede ser un selfie, para que nos conozcamos entre todxs.
Si me apunto, ¿ a qué me comprometo?
Muchxs estáis participando de EIC (espiritualidadintegradoracristiana.es) hace tiempo. Este espacio de Comunidad de Magdala es dar un poco de forma a una comunidad que de hecho existe, como decíamos. No te comprometes más que a seguir participando, pero esta vez de un modo más activo. No sólo a recibir sino también a colaborar con tu participación activa en las diferentes actividades y encuentros. Colaborar con una actitud despierta, activa y con sentimiento de pertenencia. Esa pertenencia irá evolucionando según lo que cada persona vaya viendo.
¿Y el compromiso social?
Trabajamos para que nadie se quede sin formación, sin descubrir su identidad. Hay tanta pobreza de espiritualidad con lenguajes de hoy, tanta necesidad de ser escuchadxs, tanta necesidad de pertenecer a comunidades vivas, que a ello dedicamos nuestra vida.
Si nuestra mente se transforma pronto dejará de haber pobres entre nosotrxs. Ir a las causas es un reto porque la justicia empieza con uno mismo. No es justo que haya millones de seres humanos que no saben quienes son, el valor de su vida, el porqué de su existencia.
Con la pandemia han aumentado las depresiones, la ansiedad, los suicidios incluso infantiles. Nosotras decimos ¡No, basta de anonimato y desprecio! salgamos de nuestras cuevas, como Miriam de Magdala, a comunicar, de mil maneras, de palabra y en silencio, que el Amor Vive. Y que está entre nosotrxs.
Ven y verás. Gracias Miriam de Magdala por aceptar ser nuestra patrona y maestra. Háblanos de Jesús que escucharlo de tus labios debe ser más dulce que la miel. Ayúdanos a sanar nuestras cegueras y parálisis con la presencia del Resucitado en medio de nuestra comunidad.
Magda Bennásar Oliver Carmen Notario Ajuria
COMUNIDAD DE MAGDALA-CONTINUACIÓN
El día 21 de Julio, al anochecer, publicábamos el nacimiento de esa comunidad, con mucha atención a la víspera -tiempo de silencio y oración-de la gran celebración de María de Magdala. Como los grandes momentos litúrgicos que son paralelos a los humanos, en la vida, tuvimos unos días largos de anticipación con textos y también mucha comunicación interna con personas que tenemos un chat del que ya compartíamos, como espacio sagrado.
Muchísima gente en los 5 continentes ha leído la entrada sobre esta comunidad y son varias las personas que han preguntado. Para salir al paso de las que han preguntado y de las que no lo han hecho, pero apreciarán la aclaración, aquí siguen algunas líneas.
Dicen que una imagen dice más que muchas palabras. Nuestro sentir de cómo pueden ir participando de esta comunidad, las personas que se sientan invitadas, es algo así como sentirte invitada a un círculo de danza contemplativa.
¿Por qué danza contemplativa? Porque el objetivo no es dar bien los pasos y activar la sensualidad propia del baile, sino dejarte mover de dentro hacia fuera: dejar que la música vibre dentro del alma, en el centro de tu ser y a través de unos pasos sencillos movernos escuchando la música, sí, esa música que resuena dentro y que al oírla te hace cerrar los ojos, y “soltar”: soltar la tensión, soltar el control, causa de todos los miedos, y como paradoja, agarrar las manos de las personas que danzan a tu lado y te sostienen, y les sostienes.
Este es el modelo de comunidad en círculo de iguales, donde nadie sobresale, donde nadie ahoga la voz original, donde si se pierde el ritmo te sujetan, pero si te paras puedes salir para que no te empujen o pisen.
Es un paso hacia ese círculo que nace de la tripa. Es un paso hacia el centro donde la música es el evangelio de Jesús, donde la única estructura son esos pasos sencillos que nos unifican, pasos movidos por la Ruah: oración de Escucha de la Palabra y de la Tierra. Estudio serio y profundo de textos inspiradores que compartiremos a lo largo del año a través de encuentros virtuales y presenciales, en forma de retiros, cursos, lectura de libros…celebraciones donde además de usuaria la persona es invitada a danzar, a participar con sencillez evangélica, sin prejuicios patriarcales.
Si la persona al principio necesita tiempo no hay problema, pero después si la música no le mueve, será que este círculo no es el suyo.
Hacemos comunidad con muchas personas, y es una gozada. Gracias por confiar en nosotras. Hay gente que nos escribe y dice hace tiempo les sigo en el blog…y cuando se deciden a comunicarse, son invitados a participar, si quieren, más allá de sólo leer.
El proceso de muchxs nos enseña que, en la medida que la persona entra, va descubriendo que tenía delante lo que el Universo le regala para que lo valore y lo evolucione con su vida. Es decir que seamos capaces de ver el presente.
Si todavía tienes preguntas o dudas, vuelve a leer el texto original y este y después, encantadas te compartimos cualquier aclaración.
Feliz final de Julio, mes de grandes santas y algún santo también importante, como Ignacio. Un buen hombre también. La gran mujer de Julio es para los seguidores María de Magdala. Su estilo de vida es el que Jesús valora y por ello la hace maestra de los apóstoles: “ve y diles a mis hermanos: Subo a mi Padre, que es vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios”. María fue anunciando a los discípulos: He visto al Señor en persona, y me ha dicho esto y esto. (Jn 20, 17-18)
Carmen y Magda
CON SABOR A BEGUINA

Como la mayoría recibisteis el artículo referente a la identidad y características de las Beguinas, y hay tanto en internet, no nos detenemos ahora en definiciones, sino que deseamos adentrarnos un paso más en nuestro crecimiento en la fe, y en la fe en comunidad, desde una perspectiva: madurez.
Decimos en la explicación de la Comunidad de Magdala que las personas que la componemos tenemos un cierto sabor a beguina de hoy.
La Comunidad de Magdala es un potente espacio virtual y presencial, donde mujeres de 30s a 60s y algún varón abierto a otros paradigmas, vamos haciendo un camino de apertura al Espíritu, inspiradas por nuestras hermanas, que ya en el S.XII, especialmente en los Países Bajos, vivieron un modo de ser y estar en el mundo, desde el seguimiento de Jesús, que removió los cimientos de estructuras e inquisiciones…que sí, al final las silenciaron, en muchos casos a fuerza de golpes y de hoguera.
Silenciar a alguien no quiere decir acabar con la persona, sino, que esta persona, o grupo, ante el No institucional, se reinventa. Últimamente se me hace muy vivo, en dos importantes procesos, que el “no sigáis por aquí” o “aquí no”, me está sirviendo para reinventar, repensar, escuchar más atentamente y lanzarnos al vacío de una intemperie por explorar. Eso huele a Beguina, y nos gusta, aunque no es fácil.
Una parte de este proceso es esa recién nacida, pero ya veterana en discipulado, Comunidad de Magdala.
¿Cuál es el requisito indispensable, fundamental, determinante para pertenecer, sin el cual, la persona es invitada a buscar otro tipo de comunidad? Ese ingrediente es una oración personal con el Cristo del Evangelio y con la realidad: humana y del planeta. Uno, sin los otros, crea un desequilibrio que puede afectar a la salud integral de la persona y también de la comunidad.
Cada persona es amada y respetada como es, y a la vez, acompañada, es decir, conocida, escuchada, interpelada si se considera necesario, con respeto, con cariño y con discernimiento.
Si la persona ora, habrá madurez. Es decir, la persona se dará cuenta de las necesidades reales de hoy, después de haber escuchado en el corazón el “Tengo Sed” del Crucificado, o el “ve y diles a los hermanos” que le dice el Resucitado a nuestra hermana y modelo de seguimiento María de Magdala.
Ella había escuchado a Jesús. Y le había visto actuar. Ella comprendió que la misión de Jesús no era curar, o resucitar… era formar una comunidad que encarnara los valores y cariño que él conocía de su Abba, a quien hoy también nos regala, y, por ello, con él y como él podemos decir “Padre Nuestro”.
¿Por qué María de Magdala nos recuerda al estilo de mujer discípula, que después se llamaría beguina y que hoy nos sigue inspirando?
Fundamentalmente porque tenía una relación personal con Jesús, porque le amaba y se dejaba amar, y ahí se sanaban vacíos y desequilibrios afectivos.
Y también efectivos, es decir, es más difícil tener que inventar cómo salvar al mundo, que acurrucarte a escuchar el corazón del que late en sintonía con el Todo. Orar es escuchar el corazón del Amado y acudir con presteza a atender donde se te envía.
A ella no la envió a atender enfermos, a cocinar, a cuidar…la envió a “decirles a los hermanos que Él estaba vivo y que se reuniría con ellos en Galilea”, en el lugar donde transcurre la vida de la gente normal.
Las beguinas recuperan, muchas de ellas, esa llamada personal y desarrollan sus talentos: escribir, catequizar, predicar, curar…desde esa llamada personal, sin la cual la comunidad no funciona porque las personas esperan de la comunidad lo que ésta no puede darles. Habrá comunidad cuando haya un grupo de personas que escuchan al Crucificado-Resucitado y desde ahí comprenden que la tarea es ardua, pero que es un honor haber sido elegidx para dar la vida.
Un espacio libre, animador de los talentos de cada persona, formador de conciencias libres al estilo del evangelio no cabe en estructuras encorsetadas por el tiempo. Y ahí viene el sabor a beguina. Ellas no quieren ser monjas ni tener un marido que en aquel momento era su dueño.
La beguina es una mujer libre, enamorada de Jesús, que se reinventa desde ese encuentro día a día y comparte en comunidad su experiencia abierta a dejarse ayudar tanto a nivel personal como en su tarea, si se da el caso.
Yo veo beguinas en nuestra comunidad: la que reinventa cómo atender en su consulta después de haberle escuchado a él.
La que ve en sus alumnos su Galilea, y en sus compañeros de otras comunidades la necesidad de “volver a él”.
La que desde su posición importante e influyente vive los valores de Jesús y comparte con otros su pasión, enseñar a hacer silencio, para escuchar.
La que en su día a día, de vida tranquila sin demasiada pompa, está convirtiendo su vida en contemplación y su casa en comunidad de acogida y eucaristía.
La que luchando con doctores y no sólo de la iglesia, escribe su doctorado devolviendo dignidad y espacio arrebatado a la mujer.
La que apostando por la vida y la dignidad, arriesga todo para recuperar la vida y la salud de personas que se habían caído casi al suelo.
Las que quieren seguir siendo ellas mismas, aunque sean criticadas por otras hermanas de comunidad.
Las que siguen a la intemperie, pero felices, por haber encontrado hermanxs igual de inquietxs para andar ese tramo de camino que se nos regala.
Y, algunas hermanas, que, pasando por un momento personal delicado, nos siguen, nos apoyan, nos acompañan, pero sin entrar todavía. Tal vez, por exceso de madurez. A vosotras, queridas hermanas, os decimos, que vuestro pasaporte ya se puso al día, cuando queráis o si queréis, aquí estamos, así, hablando desde el umbral, o desde dentro.
Besos y abrazos.
Os dedicamos esa foto hecha enfrente de casa, con unos higos que nos regaló una vecina, de su árbol. Me parecieron tan ricos que no podían menos que formar parte del todo y queremos compartirlos con vosotrxs. Esos higos estaban casi maduros. Como nosotrxs.
Comunidad de Magdala
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COMUNIDAD DE MAGDALA: FUNDAMENTACIÓN y CARISMA -I
A las personas que nos gusta bucear nos resulta fácil reconocer que a poco que te sumerjas en el mar, lo que hay allí es completamente diferente de lo que se contempla desde fuera.
Dentro del mar no influye tanto el color que proporciona la luz del sol como para la superficie, el fondo del mar tiene una belleza indescriptible, reciba luz o no.
La comunidad de Magdala es como ese fondo marino. Por un lado está por explorar toda la riqueza y belleza que la Ruah nos regala, por otro, sólo los que bucean, profundizan y se arriesgan un poco, la disfrutarán y la disfrutan ya.
La belleza desde la superficie en un día soleado es inenarrable, pero una pequeña nube puede oscurecer y desmerecer aquella imagen. Sin embargo para las personas que se saben llamadas a bucear, y eso sólo lo sabes tú -ya que es una alianza de amor con
el Resucitado- no importa la luz de fuera porque hemos encontrado la luz y la vida dentro del océano de nuestro corazón, tal vez poco cuidado a lo largo de los años.
Nuestro corazón es como un océano por seguir explorando, hecho a imagen de Dios – somos hermanxs de Jesús- su Abba es nuestro Abba. Nuestra sensibilidad, creatividad, energía, bondad, inteligencia…emerge de la misma fuente, de la misma inmensidad.
Podríamos seguir, pero no es el momento. Con todo ello y todo lo que tú intuyes, sientes, deseas, el Espíritu de nuestro hermano Jesús nos está diciendo, en este tiempo de Pascua, como a María de Magdala y a su comunidad: compartid lo que vivís, cread espacios que respondan al mundo de hoy: online, presenciales, como tú puedas pero no olvides quien eres y cuál es tu misión.
Y arranca nuestra comunidad de Magdala y antes de un año, en pleno tiempo pascual, tenemos una experiencia, que como guiño del Resucitado nos recuerda su presencia viva: nuestra aparición ha venido en forma de una casa.
Nos resulta impactante a nosotras ya que llevamos más de 20 años buscando casa y comunidad, y diciendo: comunidad primero, luego casa. Y así el Espíritu lo ha confirmado.
El regalo de la C de M es incalculable. Somos miembros fundadorxs de una forma de comunidad que responde a este momento histórico y viene orientada por un texto fundante: Juan 20,11-18: léelo por favor… y en el v16: Le dice Jesús: María.
Volviéndose ella, le dijo en su lengua: Rabbuni (Maestro) Jesús la llama por su nombre, eso tú y yo lo hemos experimentado, y ella, al oír su nombre de labios de Jesús, se vuelve. Es ese volverse, lo que llamamos metanoia o conversión: cambio de
orientación en la vida: antes sola, ahora con el Maestro, antes vacía, ahora colmada de Amor y Vida. Antes con grupos…ahora con comunidad de lxs de Magdala. De lxs que como ella, oímos susurrar nuestro nombre y le respondemos con la vida.
El cambio personal va viniendo. El cambio comunitario viene impulsado por personas que nos cuidamos, por personas que nos regalan una casa, una prueba de que nuestra comunidad es un hogar.
Una casa es un regalo incalculable, que nos confirma a lxs medio incrédulxs, que el Resucitado va en serio, y quiere disipar toda duda en nosotrxs, porque la tarea urge, nuestrxs hermanxs sufren y nosotrxs tenemos la respuesta a mucho del dolor.
Y a través de dos ángeles nos regala un lugar en pleno silencio y naturaleza, una especie de unidad de “cuidados intensivos” donde acercarnos y acercar a lxs buceadores que todavía no saben en qué océano echarse.
En esa comunidad formamos un equipo increíble de personas ultra preparadas y generosas, que si acogemos este carisma profético para laicxs y consagradxs, si acogemos esa unción sacerdotal que se hace patente en todo Bautismo, seremos personas que consagran pan y vida, propiciando silencio, Palabra y la sanación
que la madre naturaleza nos ofrece desde sus robledales y cantos de pájaros, desde sus océanos y mares que nos envuelven.
¿Cómo seguir formándonos para ello? Todo el programa que ofrecemos a lo largo del curso, ha sido planificado pensando en vosotrxs y en lxs que irán llegando o están en otras orillas también buceando o descansando…
Entendemos que recibiendo tanta formación – pues cada persona además tenéis acceso a más y mejor- lo mejor del día tiene que ser ese tiempo personal con Dios, sin intermediarios.
Después, como tarea y servicio, trabajar los textos acordados en comunidad, como
tarea-disciplina que nos capacita para compartir algo de nuestro océano interior, de la mano de buenxs maestrxs.
Sin esa oración personal y ese escribir nuestras reflexiones que nos van capacitando para profundizar y servir a otros desde este ángulo, no es la Comunidad de Magdala. Este es nuestro sentir desde su gestación y queremos apoyar al máximo a que seamos
fieles a ese carisma, regalo directo del Espíritu de Jesús resucitado, que nos confía su misma tarea.
Es un camino, un proceso que recorremos sin prisas pero sin pausas. Al principio lo del buceo intimida, pero cuando lo pruebas, es imparable. Es la creatividad de Dios en ti, que empiezas a poner en marcha con esfuerzo y agradecimiento: fruto de la Tierra y del trabajo de la persona. Este es el pan que quita el hambre.
No olvidemos ser felices, especialmente en este Tiempo de Pascua.
Magda
Comunidad de Magdala Fundamentación y Carisma II
El lugar donde queremos que se desarrolle este proyecto de la comunidad de Magdala
nos viene dado. No lo hemos buscado y se nos regala una casa en un páramo, en un
pueblo a una cierta altitud que nos recuerda que la luz no está ahí para esconderla sino
para colocarlo en lo alto y que alumbre toda la casa.
Sobrecoge ese cielo azul de Castilla, con un sol que ilumina y calienta, el aire es limpio,
y nos anima a respirar profundamente. La vista nos ofrece una perspectiva amplia, con
mucho horizonte que invita a soñar y a dejarse embriagar de gozo y de temor al mismo
tiempo, por ese legado que nos colocan en el regazo dos mujeres llenas de sabiduría y
amor.
Nos dicen que estamos en el nacimiento del río Ungría. “El Ungría nace a los pies de la
bella localidad de Fuentes de la Alcarria, en la zona conocida popularmente como “el
borbotón”, un bosque de chopos de hasta 20 metros de altura donde repentinamente emana un abundante caño de agua, el Ungría.
“El Ungría es un río estrecho, profundo, con un nombre extraño, centroeuropeo, que brota de un golpe, mueve molinos, cría truchas, pasa por lugares hermosos y no se estudia en las escuelas”. A partir de la cabecera discurre sigiloso a lo largo de sus cuarenta kilómetros de longitud hasta morir en el Tajuña, dibujando unos cromáticos parajes de ribera de encinares, robledales, álamos, quejigos, sauces y chopos, que cobran un atractivo especial durante la primavera y el otoño”. Francisco García Marquina
Todo nacimiento es motivo de gozo…pero el nacimiento de una corriente de agua, el
fundamento de toda existencia, nos asegura que siempre hay posibilidad de vida si
vamos a la fuente y nos empapamos de ella.
Fijo la mirada en el horizonte y veo tanto bosque y tierra labrada… quiero bajar al valle y preguntarles a los árboles por su historia, sus siglos de permanencia en un mismo lugar, su interacción con otras especies, su experiencia de comunidad.
Robles, encinas, chopos…como nosotrxs, tan iguales y tan diversas con una riqueza
infinita todavía por descubrir.
El que los árboles se unan a través de las raíces es un hecho que en ocasiones puede
observarse en los taludes de los caminos. El intercambio de nutrientes, la ayuda vecinal en caso de necesidad, es claramente la norma y se traduce en la aseveración de que los bosques son superorganismos, es decir, una estructura similar a un hormiguero. (“La vida secreta de los árboles”, Peter Wohlleben)
¿Qué es un superorganismo?
Wikipedia dice que esta palabra se utiliza en biología y ecología para resumir una forma de ver la naturaleza de la sociedad. Es un concepto que se refiere a una organización social, como una comunidad, que trasciende los organismos biológicos que la componen.
Algunos hasta sostienen que todo lo que vemos es un inmenso superorganismo, donde
hasta los virus tienen relación con la vida de todo el conjunto, del cual forma parte la
especie humana.
Juntxs funcionamos mejor. Necesitamos dar un giro radical a la filosofía del último
siglo en el que se ha ensalzado tanto al individuo y la competitividad, que hemos
perdido el sentido de nuestra identidad.
¡Claro que valoramos profundamente la unicidad de cada persona!, es increíble nuestra
singularidad y originalidad: los talentos, las capacidades, el carácter propio. Somos
seres únicos y eso es difícil de creer en un vasto universo como el nuestro. Sin embargo
esa singularidad nace de nuestra interioridad, de la potencialidad innata y el derecho
de cada organismo a crecer, desarrollarse y florecer en su plenitud potencial. Todo ello
nos lleva inevitablemente a la comunión, nos habla de la interconexión en
interdependencia que nos une en la inmensa red de la vida. Nada existe en sí mismo sin
todo lo demás.
Estos tres principios que el historiador Thomas Berry describe como los tres principios
del Universo se aplican a todos los seres; merece la pena introducirnos en su significado profundo y vivir desde ésta dimensión.
Resulta interesante preguntarnos qué es “ser y hacer comunidad” en el siglo XXI. En
nuestro caso lo de vivir bajo el mismo techo es imposible por muchos motivos.
¿Nos fijamos entonces en otros aspectos de lo que es comunidad?
¿Qué sería funcionar como un superorganismo?
¿Qué supondría crear un ecosistema?
¿Cómo crear nutrientes, alimentar, sobre todo a quien más lo necesita?
¿Cómo salimos de nuestro círculo y hacemos partícipes a muchxs de la vida y el
alimento que recibimos?
Nos encantaría escuchar vuestras propuestas para que este “bosque” lo vayamos
creando entre todxs.
Carmen Notario