UN RECUERDO Y UN GUIÑO

Estos días, pasarán por nuestro corazón, de un modo muy especial e íntimo, aquellas personas que fueron y son parte de nuestra vida y que están en la otra orilla, con su presencia continua, amándonos y nosotrxs amándoles.

Necesitamos parar un momento y encender una vela por dentro, y escuchar. Escuchar los ecos que su presencia nos dejó, sus palabras, las que recordamos y que hemos filtrado y seleccionado entre muchas de las que compartimos…¿qué palabra, mirada, gesto no quiero olvidar de las personas de mi vida que ya no están aquí?

Detente y ora, siente, llora si así lo deseas, sonríe si esto es lo que ese recuerdo suscita en tí. Diles lo que no les supiste decir, o no pudiste, o les dirías hoy, con tu madurez y realidad humana. Posa. Recuerda.

A veces necesitamos perdonar o pedir perdón. ¿Es tu caso? Si no lo hiciste, hoy puedes hacerlo. Tal vez sea más real porque el tiempo le ha dado un toque de objetividad.

A veces necesitamos explicar o contar algo para que se entienda lo que pasó. Estás a tiempo de quedarte en paz, ya que para ellos, la paz es un hecho, pero nosotrxs, desde nuestro espacio necesitamos verbalizarlo o escribirlo…no demoremos resolver esos conflictos emocionales que pueden arrastrarnos a tristezas, depresiones…fruto de duelos no hechos a fondo. Y también a descubrir una gran paz al reconocer que sí estamos en paz, aunque les echemos de menos.

Este es el objetivo de los rituales: ayudarnos a procesar la vida, la muerte, el dolor, la alegría. Dicen los autores que han estudiado las experiencias de lxs esclavxs africanxs, cuando fueron atrapados como animales en sus aldeas y ciudades, metidos en barcos como ganado, y tratados como tal. Vendidos como objetos, separados de sus seres queridos…violadas, torturados…¿cómo pudieron integrar todo ello, los que sobrevivieron? la voz de su sabiduría, que emerge de todo ese dolor nos cuenta que así nacieron sus rituales que a diferencia de los nuestros: fríos y obsoletos, cargados de palabras …los suyos están llenos de oración y emoción que mueve el alma a la contemplación.

Cuentan que en medio de los campos de algodón o de caña de azúcar, creaban pequeñas areas para su oración. Allí iban, a escondidas, en mitad de la noche, a llorar, a rezar, a lamentar, a danzar, a cantar. De ahí surgen sus lamentos musicalizados, y sus danzas que los transportan a otra dimensión. Es la capacidad humana predispuesta a la contemplación que se aviva en mitad del dolor insoportable. Tal vez los blancos elegimos tomar pastillas o incluso, drogarnos de diferenes maneras, ellos, al no tener acceso a nada, crearon espacios contemplativos que pasan a ser su legado y su lamento rescatado en la plegaria.

Es su modo de hacer duelo. La pregunta es cual es el nuestro. No basta llevar un ramo de flores a una tumba, una vez al año. Si la relación fue conflictiva, o la muerte inesperada…todos necesitamos descansar, y eso se consigue con rituales tal vez, pero sobre todo con un diálogo directo y personal con las personas que se fueron.

Esa comunicación puede hacerse a modo de carta o de oración o de desahogo teniendo a la persona querida en tu presencia, como tu interlocutor/a. Y, después, cerrar el ciclo, dejando fluir la vida. Dejarles ir a ellxs. Darte permiso para seguir con paz tú. Sabiendo que su presencia sigue contigo, y el duelo se convierte en acción de gracias por lo vivido, por lo amado.

Y ¿el guiño?

Pues, el guiño se lo dedicamos a las personas con quienes nos ha tocado vivir un tramo del camino de la vida, y no siempre estamos al día en cual es nuestro momento vital.

Sois lxs santxs de hoy. Las personas que estáis ahí, tal vez no todos los días, pero sí en cuanto a presencia y acogida. No siempre la relación es fluida por ambas partes, no siempre comprendemos las actitudes de la otra persona. Pero, en el fondo, todxs tenemos un grupo de personas incondicionales . Estas son mis santas. Las otras me inspiran, estas me echan una mano, un golpe de ánimo, siempre.

Aprovechamos estas líneas, en este día importante, para deciros, a la comunidad que se forma alrededor de Espiritualidad Integradora, y de las personas de Carmen y Magda que, aunque no estemos en todo juntas, sí estamos unidas. Es verdad que este año, hemos formado la comunidad de Magdala, que es un regalo de sencillez y profundidad, donde un grupo de personas compartimos fe y vida, de una manera sencilla y espontánea… pero también es verdad que la mayoría de personas que consideramos comunidad, no estáis en este grupo.

Sois las amigas y algunos amigos de siempre, de hace años. Nuestras santas y santos, a quienes queremos, a quienes consideramos familia. Personas que seguís el blog y que sabéis nuestros cumples, y que de vez en cuando nos hacemos un cucu. Personas que seguís también una formación ofrecida en forma de retiros, charlas, meditaciones…

Vosotrxs sabéis quienes sois, no vamos a hacer listas. Y nos gustaría compartir más. No quisiéramos que el hecho de haber formado una comunidad, que es nuestro carisma eso de formar comunidades, pudiera distanciar a ningunx de vosotrxs. Si hemos llegado aquí es gracias a vosotrxs. Y también además de agradeceros vuestra presencia en nuestra vida, nos queremos disculpar por si ha habido algún mal entendido.

Al crear el espacio Compartir y Celebrar pensábamos en todxs. Tal vez no sea lo que algunxs deseáis, pero por nuestra parte, era una forma de ritualizar nuestra sororidad. Y lo sigue siendo. A pesar de la pantalla y gracias a ella.

Y a todxs nos toca saber despedir a personas que quieren marchar, por lo que sea, a otros espacios. ¡Buen Viaje! Sólo deseamos que encuentres lo que tu alma anhela.

Feliz día santas y santos de Dios, hermanas y hermanos del más acá y del más allá.

Magda Bennásar Oliver, sfcc

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