Conferencia-concierto en Durango

               Copy of IMG-20180922-WA0015_3       Magda       Carmen

Siete de la tarde, día siete de febrero, hace frío y Durango está acogiendo a un grupo de personas que se reúnen alrededor de un piano de cola y de tres mujeres, dos españolas, una holandesa, SFCC (Hermanas para la comunidad cristiana).

Las dos españolas, una vasca y la otra mallorquina, Carmen y Magdalena, son conocidas en Vizcaya por su trabajo de colaboración en la formación en la fe teórico-práctica, por sus escritos en diferentes blogs y periódicos digitales y por sus colaboraciones a través de retiros, talleres, cursos…

Fue en Durango, hace pocos años, donde junto con un grupo de laicas y laicos colaboraron en una dinámica pastoral preciosa de enriquecimiento mutuo, de colaboración, de colegialidad.

Y fue en San Francisco, Monasterio de las Hermanas Clarisas de esa ciudad, donde periódicamente ofrecían un tiempo de silencio acompañado, en circular, con espacios muy ricos de oración compartida, de música, canto, danza contemplativa y sobretodo de Palabra de Dios rumiada en ese silencio cautivador que ocurre cuando un puñado de corazones se unen y el Espíritu caldea, anima, explica, enriquece con sus múltiples dones.

Tal vez fue por lo cálido del recuerdo y la posibilidad del salón que las hermanas tan generosamente cedieron, que volvimos allí, ese jueves siete de febrero, enriquecidas con la pertenencia a una nueva comunidad y esta vez orgullosas de venir acompañadas por la Coordinadora Europea de esa comunidad SFCC, Teresa Takken.

Teresa, cantautora, nos sumergió a través del piano y la habilidad de cantar y hacer cantar en un recorrido vital de fe a través de sus composiciones. Nos explicó de palabra y cantando la formación postvaticana de la comunidad SFCC y algunas pinceladas clave de su perfil respuesta del Espíritu al mundo de hoy. Comunidad de hoy para hoy.

Fue esa actualidad del lenguaje, perfil, sentido de la comunidad SFCC lo que nos impulsó a dejar lo que se había quedado obsoleto para abrirnos con frescura a lo que el Espíritu nos regala hoy, como el maná en el desierto. Sin demasiada estructura, la justa, con lo puesto para recorrer el camino de seguimiento alegres y ligeras de equipaje.

Y por eso, porque queremos a Vizcaya y de todos los pueblos a Durango el que más, fue allí donde os quisimos compartir el tesoro encontrado, a través de la hermosa voz y rica experiencia de nuestra hermana Teresa y de nuestra presencia.

Magda Bennásar Oliver

 

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: