VIDA CONSCIENTE Y PLENA

Se nos han acabado las vacaciones y también tantos días de sol y luz y entramos a bocajarro en el tiempo ordinario, en la rutina de siempre, en el corre, corre…con sus luces y sombras.

Otro año nuevo, por estrenar; FELIZ AÑO NUEVO, nos deseamos unos a otros. Si, feliz, porque si no, no merece la pena tenerlo. Pero feliz no quiere decir exento de dificultades, de retos..quiere decir vivirlo lo más consciente posible.

Para eso se nos invita cada día a “apartarnos un rato” del bullicio de nuestra mente para sentarnos y sentirnos, para experimentar la vida como regalo, saborear el amor que nos rodea por todas partes e ir tomando conciencia de quien soy, de mi persona, de mi misión.

El domingo pasado celebramos el Bautismo de Jesús, y cómo nos gustaría que los evangelios nos relataran su desarrollo como niño en su vida familiar, su adolescencia y juventud pero como la “Buena Noticia” no es un relato histórico sino un género literario con un propósito muy concreto, tenemos que ponerle imaginación a todos esos años, eso sí, ¡cómo debieron ser para que Jesús empezara su misión como la empezó!.

Empezando el lunes día 9 de Enero, el evangelio de Marcos nos va a ir relatando durante varias semanas la vida pública de Jesús. No me refiero a los domingos sino a las lecturas de la misa de diario.

No te invito a leer el evangelio sino a hacer experiencia de Dios desde la vida, como Jesús. Para ir viviendo cada vez más consciente necesito hacer práctica cada día de irme vaciando de mi yo a través del silencio para que pueda resonar desde dentro mi verdadera identidad. Es una experiencia de amor, de saberme querid@ y valorad@.

Después, la Palabra hecha carne, Jesús, me va mostrando el deseo profundo de Dios de liberar a las personas del yugo de la “ley”, de las ideologías opresoras, de los enfrentamientos violentos que nos enferman y matan. ESO ES EL REINO DE DIOS.

No que Dios sea como un rey que regula e impone su autoridad sino que la experiencia de Dios Padre-Madre, nos lleva primero a liberarnos de las trampas que nos ponemos unos a otros en nombre de la religión y de buscar liberar a los demás de lo que no les permite vivir como hijos e hijas de Dios.

Entrando en los sentimientos de Jesús, de compasión, de deseo de justicia, de proclamar la verdad, sentimos que compartimos lo mismo en la realidad que nos toca vivir. La Buena Noticia es que no es desde el deber moral sino desde la experiencia de vida y de amor que se va haciendo cada vez más consciente.

Carmen Notario

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