DEL MAR AL RÍO

Todavía hay cajas de libros y carpetas…no tenemos mesas ni sillas…pero todo nuestro ser está a la escucha.

¿Porqué nos han guiado hasta aquí?

Es exactamente lo que habíamos visualizado, desde nuestras posibilidades: un lugar sencillo y agradable, cerca de la naturaleza, cerca de amigas-hermanas, y de una casa de retiros o similar donde la comunidad y las amigas que nos visiten,se puedan alojar. Aquí estamos. ¡Increíble!

Hemos dejado atrás meses al lado del mar, para tierra adentro, acampar a la orilla del río, con la vegetación y cantos de pájaros madrugadores que nos invitan a la oración, cuando todo está a oscuras, y el silencio es la luz.

Es un pequeño monasterio en una esquina de la ciudad, Y por ello, damos Gracias.

La Ruah va de por libre y, como a las hermanas beguinas, nos mueve en direcciones no institucionales, de nuevo, en un momento histórico catastrófico y dolorosísimo para la institución.

Desde la ventana, además del monte a lo lejos, y colinas tipo desértico más cerca, la vista principal es la de la foto de este artículo: una puerta de un monasterio sin paredes: el Universo es nuestra casa, la naturaleza nuestro hogar, el silencio nuestra música, y tantxs nuestra comunidad.

Y este es el gran regalo y reto, el goteo de vida en la Comunidad de Magdala. Ya somos 19 personas y alguna en proceso, con ganas y un poco de miedo. No hay prisa. Personas de 30s a 60s, mayoría mujeres profesionales comprometidas hasta los dientes con la vida, la educación, la salud, la fe…religiosxs y exreligiosas…la vida misma, personas de diferentes países.

Reconozco que el método de compartir es una gozada. Nunca habíamos logrado esa comunicación en igualdad, donde cada persona se expresa y comparte y se hace preguntas, y nadie da respuestas, es un camino en sencillez, en búsqueda, sin prisas. No hay guión, nos dejamos guiar, desde la orilla de los ríos de la vida de cada persona que se pone en camino y se arriesga a compartir, a salir del armario en que la institución nos tuvo metidas demasiados siglos.

¿Cuál es el PILAR de la comunidad de Magdala, de la comunidad Cristiana? Hoy que celebramos la fiesta del Pilar en España, la pregunta viene dada, y la respuesta también:

El pilar es un elemento estructural resistente, con función de soporte (según el diccionario).

El pilar y el cimiento se unen en una respuesta: la propia experiencia del Dios de Jesús.

El pilar que sujeta el edificio de nuestra vida, de nuestra comunidad, es la experiencia de cada persona conectada a la Vida. Si esto se da, no hay críticas, ni problemas, cada persona es responsable de sí misma, con madurez afectiva y efectiva. La comunidad es ese soporte de unxs con otrxs.

¿Cuál es el virus o termita que puede corroer ese pilar? sin lugar a dudas el orgullo, sobre todo si por lo que sea se siente herido o inferior…

El orgullo se reviste de razonamiento y argumentación. Se refuerza con la crítica, que normalmente se nutre de hablar por detrás, y de buscar la paja en el ojo ajeno.

Si cada persona no es un pilar, la comunidad, sea la que sea, es como un castillo de naipes, se cae uno y todo el castillo se viene abajo.

Hemos sido conducidas al lado de un río, símbolo de bautismo y misión, de Vida Nueva, de Comunidad y compromiso con la realidad, especialmente la del Planeta, nuestro monasterio vivo.

No conocemos el paso siguiente, estamos en sus manos, como toda persona que está a la escucha de la Vida.

Confianza ciega en quien sabemos nos ama, nos llama, nos guía:

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:

habitar en su casa,

gozar de su dulzura,

contemplando su templo.

El me protegerá en su tienda el día del peligro;

me esconderá en lo escondido de su morada.

Este texto es el salmo de hoy, cada palabra es un pilar de la vida de fe: pedir, buscar, habitar, gozar, contemplar, esconderme en lo escondido de su morada.

¿Cuál es tu Pilar?

Magda Bennásar Oliver, sfcc